Kai Havertz (izquierda) trata de despejar el balón ante la presión de Lucas Ocampos. Foto: EFE
El respeto y el miedo de dos equipos que no querían empezar la Liga de Campeones con derrota se impusieron en el tenso empate a cero que protagonizaron el Chelsea y el Sevilla en Stamford Bridge.
Los de Julen Lopetegui sacaron un empate de su visita a Londres en un encuentro en el que, a los puntos, fueron mejores, pero en el que les faltó contundencia arriba y clarividencia para romper la defensa de un Chelsea que se negó a llevar la iniciativa y que no tuvo el mando como se le corresponde a un grande como él.
Cuando los dos equipos tienen tanto miedo a caer, lo normal es que el choque esté gobernado por los nervios. Seguros atrás, sin alardes y con dureza, intentando demostrar el uno al otro quien es el más fuerte.
El Chelsea se ha gastado los millones en verano, pero el Sevilla es el actual campeón de la Liga Europa. Había tensión en ambos lados y ahí el Sevilla tiene un gen competitivo del que aún carece el Chelsea de Frank Lampard.
Por eso era capaz de llevar la iniciativa y vivir más en campo del Chelsea que en el suyo propio. Solo por eso estuvo a punto de forzar la expulsión de un revolucionado Jorginho en 15 minutos.
Primero le sacaron amarilla por un blocaje a Ocampos y luego rozó la segunda por un plantillazo sobre Rakitic.
El colegiado italiano le perdonó la vida y de la segunda falta nació la gran ocasión del Sevilla en la primera mitad. Gudelj remató picado entre los defensas del Sevilla y Mendy tuvo que rectificar sobre la línea para sacar la pelota.
Las respuestas del Chelsea llegaban a través de las carreras de un desacertadísimo Timo Werner, muy poco precioso en el control sobre el césped. Aunque a Lopetegui se le torció el partido con la lesión de Sergi Gómez, que obligó a retrasar a Fernando y a meter a Jordán en el medio, el Sevilla estuvo muy cómodo en la primera parte en Stamford Bridge.
Rozó el 0-1 con un remate a la media vuelta de Ocampos en el ocaso de la primera parte y se fue a los vestuarios viéndose superior a los millones ingleses.
Pero el descanso cambió las inercias. El Chelsea por fin se hizo al partido y comenzó a centrarse en el campo rival. Tuvo dos ocasiones de gol de cabeza con Zouma y Chilwell que, para fortuna del Sevilla, cayeron en las manos de Bono.
Al Sevilla le hicieron falta 25 minutos para salir del letargo y lo hizo a balón parado, con una jugada ensayada que culminó una volea desde fuera del área de Jordán. Los pocos asistentes a Stamford Bridge contuvieron la respiración mientras la pelota se marchaba rozando el larguero.
Pero el partido se desinfló ahí. Los dos equipos se dieron de bruces con las defensas y esperaron un error del rival para conseguir un gol que nunca se produjo.
Chelsea y Sevilla empiezan con un punto el Grupo E, provocando un cuádruple empate con Rennes y Krasnodar, que también firmaron tablas.