Brasil y la Confederaciones anticipan un duro Mundial para Europa

Todo terminó bien. Tras las dudas del comienzo, la desconfianza casi general, Brasil cerró un torneo que estaba obligado a ganar por ser local y por sus pergaminos. Vanderleu Almeida / AFP

Todo terminó bien. Tras las dudas del comienzo, la desconfianza casi general, Brasil cerró un torneo que estaba obligado a ganar por ser local y por sus pergaminos. Vanderleu Almeida / AFP

Largos viajes, diferentes zonas climáticas, calor, humedad, pero también frío y un anfitrión renacido: Brasil y la Copa Confederaciones anticiparon un Mundial que será complicado para las selecciones europeas de fútbol.

España, campeona continental y del mundo y empequeñecida el domingo en el mítico Maracaná, puede dar fe de ello, pero también Italia, ahogada físicamente por la humedad y el calor de Recife y Fortaleza, dos de las sedes del tórrido noreste brasileño.

“Me parece muy difícil ganarle un Mundial aquí a Brasil o Argentina”, mencionó el ex futbolista italiano Giuseppe Bergomi sobre la maldición de Europa, que nunca ha ganado un Mundial en América.

La historia marca que los Mundiales en Europa son ganados por europeos y los torneos en América, por americanos. España ganó en África en el 2012 y Brasil en Asia en el 2002, por lo que incluso en las excursiones fuera de los terrenos habituales las fuerzas están equilibradas.

En un mundo globalizado, el seleccionador español, Vicente del Bosque, afirmó no ver ya diferencias entre el fútbol sudamericano y el europeo, pero Brasil, un país que es casi un continente, ofrece retos complejos para todos, pero especialmente para España, Italia, Alemania, Holanda o Inglaterra.

[[OBJECT]]

“El año que viene no elegiré a 23 futbolistas, sino a 23 atletas”, dijo el técnico de Italia, Cesare Prandelli, que sumó enseñanzas de una Copa Confederaciones en la que representó junto a España al Viejo Continente. Prandelli aprendió que la condición física será clave.

Los viajes, que pueden llegar a ser largos, y el calor húmedo pueden tener su peso tras una temporada intensa con los clubes.

“Nunca había jugado en unas condiciones tan difíciles”, mencionó ya el centrocampista ‘azzurro’ Daniele de Rossi, tras el partido en Recife frente a Japón.

La aclimatación ante la posibilidad de jugar en el frío de Porto Alegre o en la zona tropical de la Fortaleza será decisiva, así como la recuperación entre partidos.

Un equipo puede sufrir allí mientras su próximo rival juega en la templada Belo Horizonte, por ejemplo. No hay coincidencia acerca de qué razones llevan al triunfo de los americanos en América, pero las condiciones que se intuye que llevan a eso prometen potenciarse al máximo en Brasil 2014.

“Siempre es difícil venir aquí y adaptarse al clima. No alcanzo a entender el porqué de que ganen siempre los americanos aquí”, admitió Bergomi, campeón mundial en 1982 jugando en España.

El de Brasil 2014 será el primer Mundial de la historia que se juegue simultáneamente en invierno y verano, porque el de 1950 no se distribuyó por 12 sedes, desde la amazónica Manaos a la fría Porto Alegre.

Las distancias son similares a las del Mundial de Estados Unidos, pero las dificultades son mayores, porque la infraestructura y el transporte del país tienen un nivel inferior. Tampoco los hoteles y las canchas de entrenamiento han convencido a españoles e italianos. Y a todo eso se suma un anfitrión renacido.

“Todos deben respetar la jerarquía. Somos pentacampeones (del mundo), y los que jueguen contra nosotros deben respetarnos”, afirmó crecido el delantero brasileño Fred, goleador de una ‘canarinha’ que estará entre las “siete u ocho favoritas” al título, según su técnico Luiz Felipe Scolari.

Con cada gol que anotó ante España en la final del domingo crecía la confianza de un equipo en construcción cuyos cimientos parecen ya bien sólidos. Pero no solo la de los futbolistas, sino también la de la ‘torcida’, tan hostil durante la Copa Confederaciones con España, la gran favorita al Mundial pese a la derrota del domingo.

 Brasil es el ‘pais do futebol’ y no está dispuesto a que profanen su templo como con el ‘Maracanazo’ de 1950. Tratará de hacerlo de nuevo Uruguay y la Argentina de Leo Messi y también los equipos europeos, a los que les espera un reto: conquistar América.

Suplementos digitales