Con un forzado de pecho el tlaxcalteca Gerardo Rivera despidió a ‘Siglo y medio’. Foto: EFE
La primera corrida del año en la Plaza Monumental México tenía aires de evocación.
Una ganadería emblemática, con siglo y medio de antigüedad, era homenajeada con una terna de toreros mexicanos en tan señalada fecha.
Tan importante efeméride estuvo colofonada por el indulto de un toro, marcado con el N° 23 y bautizado para el acontecimiento como ‘Siglo y medio’. El indulto, fue el final festivo de una faena donde el toro demostró sus virtudes y desató, como siempre sucede cuando se indulta un toro, una polémica fuerte.
Muchos aficionados presentes en los tendidos de la plaza y aquellos que siguieron la corrida por la televisión se pronunciaron.
Algunos opinaban que el toro fue muy bravo y noble. Otros, protestaban por el indulto por benévolo, y hubo quienes pedían que el torero tome el estoque y pasaporte al cárdeno de Piedras Negras.
La faena fue un dechado de buena voluntad. El torero, poco diestro, mostró una gran voluntad. Quizá no dio la distancia justa que el toro demandaba pero no se le puede reprochar que el torero no se haya entregado en la medida de sus posibilidades.
Por el pitón derecho el toro repetía y humillaba con generosa embestida. Por el pitón zurdo dejaba que desear en un recorrido más corto.
La faena tuvo algunos pasajes estimables y una parte del público premió al toro con el indulto aunque, como quedó dicho, también hubo reproches.
El encierro de la legendaria divisa estuvo bien presentado y dio un juego dispar. Limpio y noble fue el lote de José Luis Angelino, que logró algunos momentos de temple y que se dejó ir algún trofeo por el mal manejo de la espada.
Antonio García, ‘El Chihuahua’, fue todo corazón sin que su modo de comprender el toreo sea ortodoxo pero su voluntad se puso de manifiesto en todo momento y hasta pasó un susto a la hora de entrar a matar al quinto, cuando sufrió un golpe en el ojo.
Gerardo Rivera había lanceado muy bien a su primero, que se paró pronto, antes de indultar al último y abandonó la plaza en hombros pese a la división de opiniones.
Los tres diestros banderillearon con dispar suerte a sus pupilos, pero con algunos pasajes aplaudidos.
Piedras Negras tuvo una historia brillante en la cabaña brava mexicana. Los periodistas que televisaron la corrida traían a la memoria toros célebres como los indultados por Fermín Espinosa, ‘Armillita Chico’ o, años más tarde , el torero charro, Mariano Ramos. En la Plaza México Piedras Negras ha lidiado 197 toros y les han cortado a sus pupilos 9 rabos.
La legendaria divisa de Tlaxcala lidió toros en dos corridas en la Feria de Quito de 1962, cuando Manolo Cadena Torres organizaba el ciclo. El torero vasco-argentino Raúl Acha, ‘Rovira’ le cortó dos orejas y con esos toros triunfaron también Joaquín Bernadó, Manolo Dos Santos y Santiago Martín, ‘El Viti’.