Fernando Carrión, sociólogo y analista de fútbol. Foto: Galo Paguay / EL COMERCIO
Fernando Carrión nació en Quito. Tiene 64 años. Es sociólogo de la Facultad Latinoamericana de Comunicación (Flacso) y analista de fútbol. Hace dos meses publicó el libro de Edgardo Bauza.
¿Cómo entender el fenómeno Independiente del Valle que, sin tener una hinchada numerosa, todo el país festeja sus triunfos?
Es una condición del fútbol que el éxito llama a la hinchada. Es un equipo que está jugando bien, un equipo nuevo, que viene de abajo, entre comillas; eso atrae a la hinchada. Sus dirigentes montaron una estrategia de marketing extraordinaria al aliar al terremoto que afectó a Manabí y Esmeraldas con Independiente. Eso logró una gran sintonía con la gente. Y, sin duda, el éxito deportivo que ha logrado de llegar a la final de la Copa Libertadores generó una mayor adhesión de parte de todas las hinchadas y de la gente.
¿Los hinchas que van al estadio con las camisetas de otros clubes festejan los goles de Independiente como si fuesen de la Selección?
Es distinto, en el caso de la Selección se apela a un sentimiento nacionalista. Hay simbolismos como el color de la camiseta que termina siendo el color de la bandera. El club tiene otra carga de símbolos. Lo que sucede es que después del terremoto se vive un sentimiento de unidad nacional, y en esta ocasión, además, por la estructura que lograron armar entre el club y los afectados por el terremoto.
Diego Maradona dijo que uno puede cambiar de mujer, pero no de camiseta. ¿Con esta actuación, Independiente tiene más hinchas que antes del inicio de esta Copa?
En el último tiempo ha habido un par de hinchadas que han ido perdiendo importancia. Aucas, que estuvo por mucho tiempo fuera de la Primera A, tiene una hinchada de edad adulta, no tiene hinchas jóvenes porque en los últimos tiempos no ha tenido una importante exposición pública. El otro caso es el de Deportivo Quito, que pasa por los malos manejos administrativos y de sus recursos que no son claros. Ese vacío que queda en la hinchada podría consolidarse en Independiente del Valle por lo que está realizando.
¿Es unirse al equipo chico que gana a los grandes?
El mundo está viviendo lo que yo llamo la “revolución de los enanos”. En Inglaterra, Leicester, un equipo que no tenía trayectoria ni jugadores de importancia, terminó como campeón de una de las Ligas más competitivas del mundo. Lo que pasó con Islandia en la Eurocopa es otro ejemplo. Hoy en el caso ecuatoriano y de la Copa Libertadores es algo muy parecido.
Cuando Liga jugó la final de la Libertadores, hubo ecuatorianos que deseaban que perdiera. Hoy todos apoyan a Independiente. ¿Por qué si también es de la Sierra?
Es una característica de un equipo chico o nuevo que no tiene mayor tradición. En el fútbol, los clásicos crean diferencias. En el caso de los otros clubes finalistas de Copa Libertadores, Liga y Barcelona, representan a dos regiones del país. Independiente del Valle ni siquiera representa a esa zona del valle porque sus habitantes tienen preferencia por Liga, según estudios que hemos realizado. Pero en ocasiones hay posibilidad que hayan espacios de respeto y apoyos como sucede hoy.
Los jugadores de Independiente del Valle no se han intimidado en escenarios adversos. ¿Es una generación ganadora?
Viene de la formación que han recibido desde las divisiones formativas, de lo que se conoce es un modelo interesante, donde se ocupande la formación como futbolistas y como ente social. Saben hablar bien, respetan códigos que a la hora de saltar a la cancha se ponen en evidencia. El fútbol ecuatoriano tiene el problema que los partidos no se juegan con estadios llenos. Estos jugadores de Independiente han empezado los partidos perdiendo en los primeros 15 minutos, donde tradicionalmente también ha tenido problemas la Selección Nacional. Los jugadores del valle han tendido que remontar y lo han hecho por esa formación base.
¿Y también han sabido tomar las críticas como las de Juan Román Riquelme como una motivación?
Lo que se nota es que estaban, que se diría coloquialmente, con la sangre en el ojo y, en el momento que se produjo el resultado favorable, sacaron a relucir toda una reacción a lo que les dijeron. Se trata de un orgullo sano.