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Diego Tutillo continúa la rehabilitación y quiere nadar en el Ironman de Manta

Diego Tutillo (der.) se entrena con la guía de Luis Flores (izq.). Foto: Carlos Rojas Acevedo / EL COMERCIO

Diego Tutillo (der.) se entrena con la guía de Luis Flores (izq.). Foto: Carlos Rojas Acevedo / EL COMERCIO

Diego Tutillo se entrena en la piscina de El Batán con la guía del entrenador Luis Flores. Foto: Carlos Rojas / EL COMERCIO

Diego Tutillo llega exhausto al filo de la piscina y con grandes bocanadas toma aire hasta recuperar un poco el aliento. Aunque su estilo es un “poco extraño”, porque solo mueve el lado derecho del cuerpo, vuelve a impulsarse y a nadar. Él quiere participar con una posta en el Ironman 70.3 de Manta, en julio. 

Sentado sobre una silla de ruedas, con la pileta a sus espaldas, Diego recuerda que “la vida puede cambiar de un momento a otro”. Hace dos años, mientras se preparaba algo en la cocina, sufrió un accidente cerebro vascular isquémico. Pasó por cuidados intensivos y estuvo hospitalizado más de dos meses. Durante el siguiente medio año necesitó de otras personas para comer, movilizarse y asearse. Llegó a escuchar que no recuperaría la conciencia, el habla ni la movilidad, pero ahora, a los 36 años, ha retomado muchas cosas en su vida. Se mueve con una silla de ruedas, maneja un vehículo y toma a la natación como una alternativa deportiva.

“Ha sido un aprendizaje. A esta tribulación la veo como una bendición porque gracias a la silla de ruedas Dios me ha enseñado muchas cosas. Ha habido un cambio drástico en mi vida y no puedo negar que en ocasiones afecta mucho, pero en la vida tenemos siempre dos alternativas: rendirnos o continuar, avanzar o detenernos, hacer el bien o el mal”, explica antes de empezar una nueva jornada.

Al ingresar al agua tiene envuelto un rosario sobre su mano izquierda. "Es mi flotador, lo que no permite que me hunda", afirma. 

La natación empezó como parte de su terapia de recuperación, pero ahora es su principal actividad física. Antes, él practicaba fútbol, enduro y artes marciales mixtas. “La verdad nunca vi a la natación como un deporte para mí y hasta se puede decir que casi no sabía nadar, pero ahora es parte de mi ejercitación y de mi esparcimiento”, comenta el hombre con experiencia laboral en márketing y ventas, quien incluso está incursionando en una naciente empresa.

“Creemos que los milagros son destellos de luz, cosas impresionantes y no siempre es así. Los milagros son los detalles pequeños que no siempre valoramos, que creemos como un derecho ya propio como respirar, ver, caminar, oír, tener a tu familia al lado… La vida te puede cambiar de un momento a otro. Ahora, abro los ojos y doy gracias por ver, por apreciar los colores, por escuchar el sonido de los pájaros, por sentir el amor de mi familia...”.

Aunque no ha sido fácil, aunque a veces parece perder las fuerzas, busca mantenerse motivado y espera volver a jugar fútbol. De momento, poco a poco, ha empezado a incrementar sus sesiones en la piscina donde tiene la guía del nadador y entrenador Luis Flores. Él, precisamente, lo motivó para asumir el desafío del Ironman 70.3 de Manta, en julio del 2019.

Esa prueba consiste en 1,9 km de natación, 90 km de ciclismo y 21 km de atletismo. Se la puede realizar de manera individual o en postas y Diego quiere nadar en el mar. “Por el momento es esto lo que tengo y eso me ayuda a tomar sentido a la vida. Tengo como proyecto, si Dios lo permite, el Ironman de Manta en postas. Nada es imposible para quien tiene fe”, dice convencido. 

Diego Tutillo en una práctica en Súa, Esmeraldas. Foto: Archivo particular

Diego Tutillo en una práctica en Súa, Esmeraldas. Foto: Archivo particular

Diego Tutillo y el entrenador Luis Flores en El Batán. Foto: Archivo particular