Daniela Darquea se entrena para regresar a la gira de la LPGA en julio

En un entrenamiento de Daniela Darquea antes de la paralización de las actividades por la pandemia del coronavirus. Archivo/EL COMERCIO

En un entrenamiento de Daniela Darquea antes de la paralización de las actividades por la pandemia del coronavirus. Archivo/EL COMERCIO

En un entrenamiento de Daniela Darquea antes de la paralización de las actividades por la pandemia del coronavirus. Archivo/EL COMERCIO

Ha sido el período más largo que ha pasado fuera de un campo de golf. “Hace tres años me operé de la muñeca y estuve sin jugar por un mes. Ahora fueron 60 días”, dice con alivio Daniela Darquea, la golfista ecuatoriana que está en zona de clasificación a los Juegos Olímpicos de Tokio.

Esta fue la segunda semana de entrenamientos que realizó tras el largo confinamiento por el covid-19. “La primera semana sentí que mis movimientos eran poco fluidos, había cierta descoordinación en el juego, pero con la experiencia de tantos años en el golf, puedo volver a retomar mi nivel. En esta segunda semana me he sentido mucho mejor”.

Añoraba caminar por el campo de golf, esas jornadas de tres o cuatro horas de recorrido de los 18 hoyos. “Extrañaba el sol. En casa, después de mis entrenamientos de técnica, salía al patio a tomar sol”, añade la deportista, de 24 años, con una sonrisa.

La primera semana se entrenó en el campo de Los Cerros, en el valle de Los Chillos de 08:30 a 10:30 por el semáforo rojo que regía en Quito. Esta semana fue hasta Arrayanes Country Club en Puembo y al club Los Chillos. “Los martes, jueves y domingo trabajo en la parte técnica y los otros días hago el recorrido por todo el campo de 18 hoyos”.

Sus prácticas las cumple junto con José Andrés Miranda, que es golfista profesional y entrenador de la Federación Ecuatoriana, y con su primo Felipe Darquea, también golfista. “Ellos me ayudan en la parte técnica”.

Con ellos debe cumplir los protocolos sanitarios. El distanciamiento de dos metros. “Utilizamos la mascarilla, aunque a veces resulta incómoda. Si hay momentos que me la saco, pero son minutos”.

Los clubes también cumplen con las exigencias dispuestas desde la Secretaría del Deporte. Por ejemplo, los hoyos están sellados pues se considera que la bandera y el hoyo pueden convertirse en puntos de contagio: hasta antes de la pandemia, estos eran manipulados, con frecuencia por los golfistas o sus asistentes.

"No utilizamos ninguna otra instalación como camerino o restaurante. Entramos directamente al campo de juego y luego salimos”. Aún no están confirmadas las fechas de reanudación de la Gira de la LPGA (Torneo Profesional de Golf para Damas, por su nombre en inglés). “Hace unos días tuvimos una reunión con el Comisionado y nos confirmó que para el próximo año todas las jugadoras mantendremos nuestra tarjeta, que nos permite acceder a los torneos de la Gira”.

Es una decisión acertada, según Darquea, porque hay golfistas que este año no podrían jugar varios torneos. “Hay países donde se mantienen los aeropuertos cerrado o no hay vuelos internacionales”.

Otro aspecto a destacar tiene que ver con el ‘ranking’ mundial. Este no sufrirá mayores variantes, también para no perjudicar a quienes disputan los cupos a los Juegos Olímpicos de Tokio.

El 7 de julio viajará a Estados Unidos para disputar tres torneos y luego aguardará la confirmación de otros eventos. Escocia y Francia aún no confirman si obligarán o no a la golfistas a cumplir una cuarentena previo a la competencia.

Antes del confinamiento por el covid-19, se encontraba compitiendo. Jugó los Torneos Abiertos de Australia y Victoria, pero luego se suspendió la gira de la LPGA por Tailandia, Singapur y China.

Daniela Darquea, única ecuatoriana con opción de llegar a los Juegos Olímpicos en golf, comenzó a jugar a los 4 años. Fue su tío Manuel Bastidas y su padre Nelson, quienes impulsaron su carrera.

A los 14 años decidió estudiar el bachillerato a distancia, para darle más tiempo al golf. Al cumplir 19 años viajó a Estados Unidos para estudiar y jugar su deporte por la Universidad de Miami. Es profesional desde el 2017. Dice que ‘perseverancia’ es la palabra que mejor le define.

Extraña de su niñez la posibilidad de compartir más tiempo en Ecuador, pero ama su carrera por el privilegio que tiene de recorrer el mundo, conocer países y otras culturas. Su madre Magdalena Ibarra es un gran inspiración. Al día bebe más de una taza de café y dice que lo que más valora en una persona es su honradez.

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