Crisis en la Serie B no frena la lucha por el ascenso

Los primeros cinco equipos pelean por dos de los cupos de ascenso a la Serie A del 2017. Los otros clubes atraviesan problemas económicos y están en riesgo de bajar a Segunda Categoría.

Juan Carlos Garay, entrenador quiteño, inició su campaña en el Clan Juvenil con varios pedidos de los directivos de este club, en febrero. Ellos le solicitaron que armara un equipo competitivo, que contratara jugadores que no cobraran sueldos superiores a USD 2 000 y que peleara el ascenso a la Serie A.
El plan sonaba ambicioso. Sin embargo, 10 meses después, el plantel de Sangolquí es uno de los candidatos a subir a la Serie A, con un presupuesto de USD 600 000, en su primer año en la Serie B.
“Hemos tratado de ser responsables con el manejo del presupuesto. El objetivo era permanecer entre los equipos que se ubican de mitad de la tabla de posiciones para arriba. Ofrecemos sueldos que podemos pagar y estamos al día. No pagamos ni primas ni premios”, explica Juan Cevallos, presidente del club, que jugó en la Segunda Categoría de Pichincha desde el 2010.
Los números que maneja la familia Cevallos no son onerosos. La planilla mensual bordea los USD 30 000. Los sueldos oscilan entre USD 600 y 2 000. Ningún jugador gana más de ese monto.
El ingreso por los derechos de televisión financia un 55% del presupuesto del club. El resto se sostiene con los auspiciantes. Por ejemplo, dos empresarios de Sangolquí colaboran con movilización para los viajes y ayudan con el hospedaje para las concentraciones, cuando juegan de local en el estadio de Rumiñahui.
En la plantilla hay futbolistas con experiencia en clubes de la
Serie A: Johnny Baldeón, Wilmer Zumba, Edson Montaño...
“Lo importante es que peleamos el ascenso y estamos al día en salarios. Hay compañeros de otros clubes que sufren por el atraso de sueldos”, argumenta Zumba, golero machaleño de 34 años.
Hay futbolistas que estuvieron en Deportivo Quito, como Gregory González, Bonard García, Efrén Proaño… En la ‘AKD’ les quedaron debiendo. Pero ahora viven una realidad distinta. Están ilusionados con volver a la vitrina del fútbol profesional.
El Clan apunta a pelear el segundo cupo. Esto porque la campaña de Macará ha sido impecable en esta temporada.
El equipo ambateño se adueñó, desde el arranque de la Serie B, del primer lugar con el DT ecuatoriano Paúl Vélez. Uno de los jugadores destacados es Carlos Feraud. Sin embargo, el ‘Ídolo Celeste’ también ha tenido problemas económicos. Los jugadores están al día en salarios, pero la economía ha sido un dolor de cabeza permanente en el club.
Esto obligó a la directiva a desprenderse de jugadores para obtener recursos. “No nos quedó otra alternativa. John Jairo Cifuentes fue prestado a Universidad Católica. Así financiamos parte del presupuesto (USD 1,3 millones). Las taquillas han sido malas”, reconoce Miller Salazar, presidente de Macará.
Macará organizó una competencia atlética para el próximo domingo, con el propósito de captar recursos e invitar a los hinchas. A pesar de la gran campaña, la hinchada no acompaña al equipo en los partidos de local. Con auspiciantes y derechos de televisión financiaron el año y también parte del déficit que el equipo arrastraba desde el 2010.
Otros tres equipos se ilusionan con alcanzar el segundo cupo y dar pelea al Clan. Técnico Universitario, el Gualaceo y el Manta intentarán ‘matricularse’ en la A. En el ‘Rodillo Rojo’ hubo un esfuerzo económico. Ofrecieron un premio de USD 120 000 para repartir entre el plantel si consiguen el objetivo con el DT Patricio Hurtado, exfutbolista oriundo de la misma provincia.
Los derechos de televisión se convirtieron en la principal fuente de los clubes de la Serie B. Este año, cada uno de los 12 equipos recibió USD 330 000.
Sin embargo, el retraso en el pago de los valores influyó en el aumento de las deudas de los clubes. La Federación Ecuatoriana de Fútbol (FEF) distribuyó USD 3,9 millones por derechos de televisión.
Con esta realidad, los clubes hacen cálculos para tratar de subir a Primera. Sin embargo, hay criterios que piden una revisión del sistema del torneo.
No están de acuerdo con que se jueguen dos etapas y que al final del año recién se premie con el ascenso. “Se tendrá que revisar, porque es muy largo. A mitad de año, el primero de la etapa debería recibir algún premio”, dice Fabián Serrano, presidente del Gualaceo.
Las asistencias del público a los partidos de la B son bajas. Por ejemplo, la semana pasada, en el partido entre Colón e Imbabura pagaron su boleto 30 personas. La recaudación no alcanzó para pagar los gastos de programación que superan los USD 1 200 entre árbitros, pasabolas, uso del estadio...
La crisis golpea a los clubes colistas del torneo
Ángel Hinostroza, futbolista de Liga de Loja, vendió sus bienes y su auto. No ha recibido su salario desde abril. Se cansó de la crisis que vive y fue a la Federación Ecuatoriana de Fútbol, el martes pasado, a reclamar porque apareció un rol de pago con su firma sin recibir el sueldo de mayo.
“Se olvidan de la parte humana de los futbolistas. Hemos pasado momentos muy difíciles”, contó Hinostroza.
Hay más historias dramáticas. Patrick Quiñónez envió a su familia a vivir en Quevedo porque no tenía dinero para la comida. Comenzó a realizar compras en el mercado para cocinar y alimentarse.
La situación en el equipo lojano es dramática. Sin directiva y comandada por los propios jugadores y el cuerpo técnico, el equipo está al borde del precipicio por la crisis. Los jugadores no han recibido salarios desde mayo y con una sanción de tres puntos menos el club está comprometido en la tabla de posiciones.
El riesgo es que la ‘Garra del Oso’ descienda y acompañe al Quito. El escenario para Espoli, Imbabura y Olmedo es complicado. Corren el peligro de descender y aún les queda un mes más de sufrimiento para presentar los roles de pago.
Espoli tiene que pagar más de USD 1 500 en cada partido. No tiene hinchas que acompañen al club en los partidos. Este año ha jugado en el estadio Atahualpa y en Sangolquí.
Con esta realidad, los directivos esperan que las últimas fechas, los hinchas de los clubes que pelean el ascenso generen recursos que permitan terminar la temporada sin déficit, para el 2017 pelear el ascenso.