Imagen referencial de un nadador olímpico en plena competencia. Foto: Joel Marklund / EFE
El Comité Olímpico Internacional (COI) confirmó que continuará apoyando un equipo de refugiados para los Juegos Olímpicos de Tokio 2020, tal como lo hizo por primera vez en los Juegos de Río de Janeiro 2016.
En la sesión del organismo desarrollada en Buenos Aires, el 9 de octubre del 2018, el ejecutivo del COI resolvió repetir la experiencia de formar un equipo para deportistas refugiados. Para ello ordenó a Solidaridad Olímpica que establezca las condiciones para la participación y que defina el proceso de identificación y selección del conjunto.
Estas cuestiones se llevarán a cabo en estrecha colaboración con los Comités Olímpicos Nacionales, las Federaciones Deportivas Internacionales, el Comité Organizador de Tokio 2020 y la Agencia de Refugiados de las Naciones Unidas (ACNUR), confirmó el organismo.
“En un mundo ideal, no necesitaríamos tener un equipo de refugiados en los Juegos Olímpicos“, remarcó el presidente del COI, Thomas Bach. “Pero, desafortunadamente, las razones por las que creamos por primera vez un Equipo Olímpico para refugiados antes de los Juegos de Río 2016 continúan persistiendo” “Haremos todo lo posible para darles la bienvenida a los atletas refugiados y darles un hogar y una bandera en la Villa Olímpica de Tokio junto a todos los atletas de los 206 Comités Olímpicos Nacionales. Esta es la continuación de un emocionante viaje humano y olímpico, y un recordatorio para los refugiados de que no serán olvidados”, comentó el dirigente alemán.
El Alto Comisionado de ACNUR, Filippo Grandi, elogió la decisión del COI. “En 2016, el equipo de refugiados de Río capturó la imaginación de personas de todo el mundo y mostró el lado humano de la crisis mundial de refugiados a través del deporte”, explicó el diplomático italiano. “Estoy encantado de que esta tradición continúe en Tokio. Dar a estos jóvenes excepcionales la oportunidad de competir en los más altos niveles es admirable”, expresó Grandi.
En 2015, el COI formó el primer equipo olímpico para refugiados con diez atletas provenientes de Etiopía, Sudán del Sur, Siria y la República Democrática del Congo, que tomaron parte de la ceremonia inaugural y participaron en los Juegos de Río 2016.