Carla se reinventa en las montañas

La quiteña Carla Pérez emprende nuevos desafíos. Quiere volver al Everest. Foto: Cortesía.

La quiteña Carla Pérez emprende nuevos desafíos. Quiere volver al Everest. Foto: Cortesía.

La quiteña Carla Pérez emprende nuevos desafíos. Quiere volver al Everest. Foto: Cortesía.

Cuando otras chicas soñaban en la ‘fiesta rosada’, Carla Pérez quería subir al Cotopaxi. Por eso, después de toda una vida vinculada a las montañas, ella es capaz de plantearse retos que serían imposibles para la mayoría de personas.

La andinista quiteña resurgió, después de no coronar la cumbre del Everest, sin oxígeno suplementario, para replantearse nuevos desafíos.

Con 32 años se prepara para buscar otra vez la cima de la montaña más grande del planeta y que se eleva a
8 848 metros sobre el nivel del mar. En el 2013, cuando estuvo en la nieve de ese gigante del Himalaya, en Asia, empezaron a congelársele los dedos de las manos. Ella se dio la vuelta a pocos metros de finalizar porque corría el riesgo de perder los dedos y hasta la vida.

Sin oxígeno adicional solo cuatro mujeres han llegado a coronar el Everest, relató en un local de encebollados adonde acudió para alimentarse después de su entrenamiento, el jueves de la semana pasada (8 de enero).

Carla quiere emprender de nuevo el camino hacia el punto más alto del planeta. Por eso se realizó chequeos médicos especializados, la semana pasada.

De esos resultados deportológicos y de concretar el financiamiento para el viaje, dependerá que vuelva a intentarlo esta temporada. Si las condiciones no son óptimas para los próximos meses, espera retornar al Everest en el plazo de un año y medio.

Si deja ese anhelo para el 2016, esta temporada emprenderá un proyecto con la también andinista Juliana García, otra intrépida y guía certificada.

Ambas quieren realizar una ruta de dificultad en el Himalaya, en un ‘ochomil’. En el planeta hay 14 ‘ochomiles’, es decir montañas que superan los 8 000 metros.

“El fracaso es la puerta a la oportunidad”, dijo la andinista antes de comer un pedazo de pescado, de su plato, que le aporta proteínas para mantener su estado físico. Ella corre, monta bicicleta, escala y acude al gimnasio. También es guía de grupos turísticos.

En el 2013, la deportista acudió al Everest en compañía de Iván Vallejo, Esteban Mena, Oswaldo Freire y Rafael Cáceres, también integrantes del grupo Somos Ecuador. La única mujer de la expedición se sintió “autodecepcionada” por no lograr la meta.

En medio de la nieve, cuando retornaba sola al campamento base, se sentó en una roca a contemplar “el amanecer, la luz del sol. Todo parecía tan irreal, quizás era la falta de oxígeno (se ríe), pero sentí una conexión muy fuerte con la montaña… Qué quiero, qué busco, me preguntaba como si estuviera viviendo un despertar existencial. Después bajé, viví luego momentos muy fuertes, de llegar a tocar fondo, pero eso me ayudó a remotivarme”.

Esa fuerte conexión con ese “ser tan grande” es otra de las motivaciones que tiene para volver a emprender el desafío.
Carla empezó a tener contacto con los páramos cercanos a Quito desde niña, cuando acudía con su padre al Pichincha, el Pasochoa... Así empezó a tener amor y respeto por la naturaleza.

Carla ingresó al Club de la Politécnica donde el ambateño Patricio Tisalema, el segundo ecuatoriano que llegó al Everest (sin oxígeno adicional), era uno de los más experimentados del grupo.

Más adelante estudió Geoquímica en Grenoble, Francia, por lo que en sus ratos libres caminaba por los Alpes. Cuando retornó el país empezó a trabajar como guía.

Con el grupo Somos Ecuador estuvo en Colombia, Perú, Alaska, China, Tibet...

Pérez llegó al Manaslu (8 156 m) y al Cho Oyu (8 201 m). Esta última hazaña la consiguió sola, el año pasado, después de ser parte de la expedición ecuatoriana que abrió una nueva ruta en el Kyzyl Asker, de 5 842 metros, en China.

La experiencia de realizar sola la travesía en la sexta montaña más alta del planeta fue determinante. “La soledad me ayudó a vencer mis miedos”.

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