Ecuador Dakar. Foto: Cortesía
Aunque en la edición 2014 del Dakar el equipo ecuatoriano solo pudo completar cuatro etapas, la experiencia adquirida fue fundamental para la obtención de logros deportivos posteriores, de cara a futuras participaciones en el famoso rally.
A bordo del Toyota Fortuner con el que participó en el Dakar hace un año, la escudería liderada por el piloto Sebastián Guayasamín logró el título de la categoría T2 en el Campeonato Argentino de Rally Cross Country en octubre pasado.
Ese hecho, sumado a la preparación física, psicológica y en campo del equipo, así como a las mejoras aplicadas al vehículo para subirlo a la categoría T1, colocan a Ecuador Dakar en una mejor posición para afrontar la prueba de este año.
Aunque estaba previsto participar en la competencia con otro vehículo, algunos imprevistos obligaron a la escudería a modificar el Fortuner para un nuevo reto.
“Dentro de la preparación para el Dakar la logística desempeña un rol fundamental. Desde junio estábamos trabajando en el desarrollo de un nuevo vehículo que se está armando en Chile con componentes de diferentes lugares del mundo, pero un embarque desde Los Ángeles tuvo un retraso de cuatro semanas en un puerto mexicano. Con un mes perdido en el cronograma y el auto parado a 60 días del inicio del Dakar, tomamos la decisión de utilizar el auto anterior, pues la preparación del nuevo iba a reducir los tiempos de los ensayos. Habría estado listo pero no lo suficientemente probado. Es importante conocer el auto al 100% antes de afrontar un Dakar”, indicó Guayasamín.
Por estar ahora en una categoría en la que se permiten muchas modificaciones, el Fortuner fue objeto de cambios orientados a mejorar notablemente su desempeño.
Las puertas y otros elementos de la carrocería fueron reemplazados por piezas elaboradas en fibra para reducir el peso; los parachoques originales se cambiaron por otros más resistentes a los impactos y que aumentan los ángulos de ataque y salida; se reforzó el chasís y se colocaron herramientas nuevas; se instalaron un motor y una caja de cambios nuevos.
Según Guayasamín, en el Dakar es sumamente importante reducir al mínimo el tiempo dedicado a las reparaciones del vehículo en ruta. Por ello también se instaló en el vehículo un sistema de elevadores hidráulicos que permiten cambiar los neumáticos más rápido en caso de un pinchazo, especialmente cuando están en la arena.
Guayasamín asegura que en la categoría más alta es más fácil afrontar la dureza de la prueba, pues en ciertos casos el equipamiento del vehículo hace el trabajo que en otras circunstancias deben cumplir el piloto y el copiloto, con el consecuente desgaste físico y pérdida de tiempo en competencia.
Guayasamín llega al Dakar 2015 con la tranquilidad de haber ‘hecho los deberes’, en referencia a la preparación tanto de la tripulación como del equipo técnico, así como de la puesta a punto del vehículo.
Respecto de lo primero, estará acompañado por Mauro Lípez, experimentado copiloto argentino con quien disputó varias pruebas el año pasado, incluidas las que le valieron el título en el citado certamen.
Sobre lo segundo, reconocidos técnicos ecuatorianos se suman al equipo de asistencia Javier Castro RC Competition, que será el encargado de brindarle asistencia mecánica al final de cada etapa de la competencia, para lo cual dispondrá de un camión exclusivo.
Pero a pesar de todo esto, Guayasamín se muestra cauto a la hora de hacer previsiones sobre su participación. “Nadie puede asegurar nada respecto de los resultados. Hemos trabajado intensamente durante un año con la intención de terminar el Dakar, lo cual ya sería un éxito para nosotros, pero no podemos saber en qué puesto eso sucedería, con este auto o con cualquier otro. Vamos a hacer todo lo humanamente posible a partir de la experiencia adquirida a lo largo de este año”, señala.
Como estrategia, Guayasamín dice que intentará aprovechar su conocimiento de las rutas argentinas, donde se correrá casi la mitad de la prueba. La intención es llegar con alguna ventaja y cierta tranquilidad al desierto chileno, donde el Dakar se vuelve más complicado debido a lo agreste del terreno.
Sabe que la competencia pide madurez, que tomar decisiones con cabeza fría y que debe controlar la ansiedad.
“Tenemos un proyecto a largo plazo. Queremos formar un equipo de participantes más grande y que así podamos ayudarnos entre nosotros en la competencia, como lo hacen los de otros países”, dice Guayasamín.
“En unos cinco o seis años espero meterme entre los 15 ó 20 primeros puestos. Para ello se requerirá que los auspiciantes sigan creyendo en nosotros y continúen brindándonos su apoyo”, concluye.