Desde la izq. (arriba), Juan Tigre, Lucio Eros, Jhon Ojeda, Jonathan López y Paula Torres, en la pista Jefferson Pérez. Foto: Xavier Caivinagua / EL COMERCIO
Juan Diego Tigre incursionó en la marcha atlética hace ocho meses con la idea de seguir las huellas de Jefferson Pérez y Daniel Pintado, sus principales referentes. Ha sumado medallas en torneos locales de campo traviesa, pero quiere emular los éxitos de sus coterráneos.
Tiene 14 años y se entrena en Cuenca con los técnicos Julio Chuqui y Byron Saquipay. Es alumno del décimo de básica del colegio Juan Montalvo. Él asegura: “decidí practicar la marcha cuando vi los videos de las competencias y de los triunfos de Jefferson”. Ahora está motivado con el oro olímpico juvenil de Óscar Patín.
Tigre es uno de 120 alumnos que practican marcha en Azuay, cuyas categorías van de la infantil hasta la sénior. Los técnicos cuencanos trabajan para recuperar el protagonismo en las divisiones menores, que ahora tienen Pichincha, Imbabura y últimamente Bolívar, con el éxito de Patín.
Entre los compañeros de Tigre están Jhon Ojeda y Lucio Eros, ambos de 14 años, quienes están en la marcha desde hace seis meses. Ellos tampoco dejan de nombrar a Pérez, doble medallista olímpico. “Nos gustaría darle un abrazo y tomarlos una foto con él”, comentan entre risas.
Según Byron Saquipay, la caminata no gusta a todos porque es una disciplina de mucha técnica. De allí, la dificultad para reclutar un mayor número de practicantes a escala nacional. En otros casos, se entrenan, compiten y al ser descalificados se retiran.
En las demás provincias, por ejemplo, el número de marchistas es reducido. En Pichincha no pasan de 20 andarines menores de 20 años, quienes son dirigidos por Rocío Guerrero y Xavier Cayambe. Este último tiene entre sus alumnos a David Hurtado, Jonathan Amores y María Villalba.
En Imbabura, hay 10 andarines de entre 11 y 21 años. Ellos son dirigidos por Giovan Delgado y en donde se destacan Glenda Morejón y Karla Jaramillo. “Son parte de mi escuela de atletismo y no recibo ningún sueldo por entrenarles”. En Loja existen 10 marchistas entre 10 y 12 años. En Tungurahua, Patricio Villacorte tiene un grupo de andarines.
Luis González, entrenador lojano, destaca el número de técnicos jóvenes que trabajan con los marchistas del país, especialmente en Azuay. A su criterio, “ellos requieren asesoramiento y capacitación, a más de los recursos económicos necesarios para consolidar su trabajo con las bases”.
Luis Chocho, entrenador y presidente de la Asociación de Atletismo del Azuay, se siente halagado por ser el iniciador de la caminata en el país. Ahora como dirigente y con la idea de reclutar nuevos talentos, promueve los rankings provinciales de marcha en Azuay.
En enero pasado se reunió a 87 competidores de las categorías infantil, prejuvenil, juvenil y sénior, en damas y varones. Ellos representaron a los clubes Miriam Ramón, Luis Chocho, Rolando Saquipay, Luis Urgilés y Chuko’s.
La masificación de la marcha en Azuay se debe a la presencia de nuevos entrenadores como Julio Chuqui, Byron Saquipay, Luis Urgilés, Mauricio Matute, Diego Heredia, entre otros. Este último dirige a Patín, campeón en los recientes Juegos Olímpicos de la Juventud. Se suman los conocidos como Luis y Juan Chocho, Manuel Ortiz, Miriam Ramón…
Urgilés, exalumno de Chocho, dirige a Sara Encalada y Saúl Wanputsrik, quienes estarán en los Juegos Sudamericanos Escolares. El DT de 28 años fue compañero de prácticas de Pérez, entre el 2004 y 2007. “Con él aprendí mucho y ahora lo pongo en práctica”.
Mauricio Matute, exsemifondista, también trabaja con un grupo de marchistas en donde sobresalen Juan Vintimilla, Joffre Quito, Kevín Toral y Edwin Muñoz. Él opina que Cuenca tiene historia en la marcha y por eso llegan andarines de otras provincias y países. Además, vienen cautivados por su geografía, infraestructura y por sus talentos élite como Andrés Chocho, Daniel Pintado y Paola Pérez.