El imbabureño de 47 años experimenta el mejor momento en su carrera como entrenador. Es tercero con Deportivo Cuenca. Foto: Archivo
En cada jornada de entrenamiento no duda en detener una jugada, sea ofensiva o defensiva. Insiste hasta que su planteamiento quede claro y, si es necesario, explica de manera individual. Los futbolistas se exigen al máximo para no desencantar al técnico.
Álex Aguinaga no tiene inconveniente para ponerse frente al balón y cobrar un tiro libre. Lo hace con precisión, como cuando defendió a la Selección nacional o al Necaxa mexicano. El plantel se maravilla con su clase, con la forma de patearle al balón. Y pensar que dejó de jugar hace una década.
Este año, uno de los jugadores que más consejos recibió del ‘Güero’ es Bryan Oña, quien suma 5 goles en 17 partidos. Le enseñó cómo encarar al rival, cómo ganar la línea de fondo y sacar los centros. Otro de los beneficiados de ese trabajo es Walter Chalá, goleador del torneo con 8 tantos.
A los futbolistas los defiende al máximo. De aquello está agradecido el arquero Hamilton Piedra, a quien pese a sus errores en los primeros partidos de este año y a las críticas de la hinchada, lo mantuvo en la titularidad. Ahora, sobresale en el equipo y es pretendido por otros clubes.
El apoyo de un técnico que vivió de cerca las alegrías y tristezas es fundamental, porque brinda confianza al grupo. Según Piedra, “él nos entiende, sabe cómo se vive en un camerino. Apostó por mí y no lo voy a defraudar. Se trata de una gran persona y de un excelente técnico”.
Tras 17 partidos de la primera etapa del torneo 2016, Deportivo Cuenca es tercero en la tabla de posiciones con 29 puntos. Aguinaga evita el triunfalismo. Él está consciente que sus dirigidos han hecho méritos para superar a clubes con mejor economía. “En presupuesto, somos los últimos”.
Su imagen como referente del fútbol ecuatoriano hizo que se abrieran puertas en Barcelona Sporting Club, Liga de Loja y Deportivo Cuenca. “Creen que tu apellido y tu trayectoria van a ser respetados por los jugadores. Pero depende de tu trabajo, porque si no hay resultados tu nombre se desgasta”.
El volante lojano Luis Fernando Saritama lo define como un personaje que le hace bien al fútbol. Su liderazgo le acerca al perfil adecuado para futuro entrenador de la Selección nacional de mayores.
Aguinaga agradece a su excompañero de Selección y ahora su dirigido. Sin embargo, está seguro que primero “dirigiré a una Selección nacional de otro país antes que a la Tricolor”. Uno de los motivos es la falta de respaldo al estratega ecuatoriano.
Uno de los mentores para su incursión en la dirección técnica fue el mexicano Manuel Lapuente, quien lo invitó a ser su asistente en el América de México, en el 2010. “Él fue mi técnico en el Necaxa y siempre le preguntaba el por qué de cada decisión que tomaba”. Allí fue formándose como DT.
La principal exigencia para sus dirigidos es el orden en el campo de juego, no hay excusas para aquello. Cuando se apoderan del balón, los futbolistas tienen la libertad para tomar la iniciativa y aprovechar sus condiciones técnicas y físicas. Quiere que sus equipos sean ofensivos.
El DT imbabureño de 47 años prefiere manejar su propio estilo de juego. De técnicos como José Mourinho, Diego Simeone, Álex Ferguson, Marcelo Bielsa… analiza otros detalles: Qué hacen en la banca, por qué gritan, cuál es la actitud en la conferencia de prensa tras una victoria o una derrota. “Evalúo más la parte psicológica”.
Su hijo, Álex Aguinaga Sánchez, recibió el título de entrenador en marzo pasado y la idea es juntarlo a su grupo de trabajo, aunque ve difícil para este año. Su objetivo es nombrarlo como su segundo auxiliar y darle la tarea de trabajar con los jóvenes en el club que se encuentre.
Pablo Marín, su asistente técnico y excompañero en la Tri, destaca ese liderazgo que lo mantuvo como capitán de la Selección. “Maneja al grupo con prestancia, siempre anteponiendo a la persona y eso ha hecho que se gane el respeto”. Pocas veces se enfada o se ve malhumorado.