La casa natural de hormigón, acero y vidrio

Bernardo Bustamante video

Bernardo Bustamante video

Bernardo Bustamante en su estudio, que se conecta con el espacio familiar en la segunda planta de la vivienda. Fotos: Alfredo Lagla / EL COMERCIO

Materiales sin recubrimientos, iluminación abundante gracias a los amplios ventanales y cero presencia de divisiones entre áreas caracterizan a la vivienda del arquitecto Bernardo Bustamante, ubicada en Lumbisí.

En el exterior sucede el mayor impacto visual, dado por los colores naturales de materiales como el hormigón y el acero. En la entrada frontal de esta vivienda destacan unos paneles prefabricados de hormigón, dispuestos de manera discontinua y que aportan con líneas rectas al diseño.

Estos paneles son una de las formas sostenibles que el arquitecto implementó en la construcción de su casa. Se hicieron con los desechos de bloque de una antigua bodega que había en el terreno de 560 m².

Además de este material, se reutilizaron otros como la madera. Así se logró cero desalojo de escombros en el proceso de construcción. “En esta casa, como en todo proyecto, cada problemática debe volverse una oportunidad”, asegura el arquitecto.

Bustamante prefiere no hablar de estilos. Para él, la arquitectura más valiosa es la que perdura en el tiempo y que no se identifica con una época sino que sea atemporal. “La arquitectura debe tener la capacidad de adaptarse a las diferentes circunstancias del momento. Y creo que en esta casa, al tener todo lo más libre y abierto posible, se da esa versatilidad”.

El profesional comenta que cree fielmente en el uso de materiales al natural. En su casa, esto se evidencia en la estructura de acero visto y el hormigón con su tono natural. “Básicamente son los materiales crudos y sin muchos recubrimientos, lo que destaca la esencia de la casa”.

El frente cuenta con paneles prefabricados de hormigón.

En iluminación, esta vivienda no pide favores. Toda la casa está rodeada por ventanas del piso al techo.

Bustamante indica que, estando en el valle, el vidrio permite la vinculación con el exterior. Además de que, gracias al clima del sector, el calor de la casa no se fuga.
Todo esto se conjuga con espacios de libre circulación, ya que no existen divisiones. En la planta baja, sala, comedor y cocina conviven en un mismo ambiente, separados por la disposición de elementos y el concepto interior.

En la sala hay sillas de Mies van der Rohe y Le Corbusier.

El color natural del cemento pulido del piso logra una armonía con el blanco de las paredes y el mobiliario de la cocina. Pero a la vez contrasta con el toque cálido de la madera en el comedor y el cuero del mobiliario de la sala. Allí hay grandes réplicas del diseño como la Barcelona, de Mies van der Rohe y las LC1 y LC2, de Le Corbusier.

Desde las áreas sociales, las puertas de vidrio llevan a un porche, cuya cobertura se logró con un gran volado, sobre el que está uno de los dormitorios del segundo piso.
Una escalera con estructura metálica, piso de cemento y pasamanos de vidrio lleva a este nivel. Allí hay una zona de entretenimiento familiar, tres dormitorios, incluido el máster con su baño y ‘walking closet’ y un baño familiar.

En esta segunda planta está segundo gran impacto visual de la arquitectura de la casa, dado nuevamente por los paneles de hormigón frontales, que tienen su efecto desde afuera de la casa y, en este caso, desde el interior.

Un corredor junto a estas placas lleva hasta el estudio del arquitecto, donde tiene su oficina de trabajo y desde donde se observa la planta baja de la misma.
La vivienda de 270 m² es un ejemplo de arquitectura eficiente, gracias al aprovechamiento de desechos de construcción, a la muestra de materiales en el estado más natural posible y a la optimización de los espacios sin paredes.

Suplementos digitales