Un grave, profundo, e irreparable daño psicológico se le ha causado al señor Presidente al haberle otorgado graciosamente el atributo inherente a la realeza de “Su Majestad”. Y es que el Mandatario se ha convencido que es realmente Su Majestad, y por lo tanto sus “monegascos” le deben admiración, sumisión y un “soberano” temor reverencial, y que la prensa debe estar incondicionalmente a su servicio. ¿Estaría usted, Su Maj…, perdón, Señor Correa, dispuesto a demandar por daño psicológico? Vamos, anímese, por la indemnización que obtenga ¡no pagará impuestos!