Bicentenario 1822-2022
Benjamín Villacís Schettini
Aproximadamente desde el mes de enero, escucho los tambores de la Banda del Colegio Experimental 24 de mayo, cuyo alumnado viene preparándose, muy disciplinadamente para celebrar el Bicentenario de la Batalla de Pichincha (24 de mayo de 1822), hecho histórico y fundamental en la existencia del actual Estado ecuatoriano y que determinó el fin de la presencia española en la entonces Presidencia, heredera de la Real Audiencia de Quito.
Los expertos en materia de estrategia militar coinciden en que la victoria obtenida por el entonces General Antonio José de Sucre -brazo derecho del Libertador Simón Bolívar- constituye uno de los hitos del siglo XIX en materia castrense, en el cual intervinieron soldados de varias latitudes suramericanas y algunos valientes y expertos oficiales europeos, a los que se sumaron los patriotas y habitantes de Quito.
Todos ellos llevaban en sus venas el anhelo de conquistar la libertad para todo el continente y eliminar definitivamente la presencia española de varios siglos. Se faltaría a la verdad histórica si no mencionáramos el desempeño heroico del teniente Abdón Calderón Garaycoa, cuencano, hijo de padre cubano y madre guayaquileña, sobre quien se ha tejido numerosos fábulas y comentarios sin sentido ni base cierta, por lo cual es menester resaltar lo que el General Sucre dejó sentado en su Parte de Guerra, de 28 de mayo de 1822, dirigido al Libertador Simón Bolívar: “en tanto, hago una particular memoria de la conducta del teniente Calderón, que habiendo recibido consecutivamente cuatro heridas, jamás quiso retirarse del combate. Probablemente morirá; pero el gobierno de la República sabrá compensar a su familia los servicios de este oficial heroico”.
En misiva de 25 de junio de 1822, Antonio José de Sucre le decía a Simón Bolívar: “La heroica comportación del teniente Abdón Calderón en la acción de Pichincha, su brillante conducta militar en toda la campaña, los relevantes méritos de su padre en la revolución de Quito en que murió, …, me aconsejaron dictar el día de la muerte de Calderón el decreto que tengo el honor de acompañar a V.E., continuándole a su madre el goce del sueldo que correspondía a este oficial”.
¿Muerte del Centro Histórico?
Mentor Poveda
El Centro Histórico de Quito, Patrimonio de la Humanidad, “Es la zona con mayor decrecimiento poblacional de Quito”, según se afirma en el diario “El Comercio” del 19 de mayo de 2022, en el reportaje sobre los arriendos en la ciudad.
Por otro lado, en una crónica anterior, en el mismo prestigioso diario, se daba a conocer que el Municipio procura incentivar el regreso de los habitantes a la zona, esfuerzo encomiable puesto que las zonas patrimoniales con pocos habitantes tienden a deteriorarse y a perder su atractivo turístico, exactamente al contrario de la experiencia de Cartagena de Indias en Colombia, sin ir muy lejos, donde la parte histórica está llena de vida y atrae a los turistas; acá, por el contrario se incrementa la peatonización en demasiadas calles, dificultando la movilidad de los habitantes de la zona. Condición importante para la habitabilidad de la zona es facilitar la vivienda y las actividades, evitando la tugurización y la destrucción de casas deshabitadas. Por qué no hacer aceras anchas para el flujo de peatones y calzadas estrechas pero que dejen espacio para movilizar muebles e insumos de los negocios.