(O) La forma en la que el presidente Rafael Correa, varios de sus colaboradores más cercanos, su ejército tuitero y los medios de comunicación gobiernistas han reaccionado ante la investigación periodística de los ‘Panama Papers’ refleja una sola cosa: el interés desesperado del Régimen por hacer de este tema un escándalo nacional. Es decir, la ‘cortina de humo’ perfecta para que el país deje de hablar de lo verdaderamente importante: la calamitosa situación económica.
Por Carlos Rojas (O) No se equivoca el presidente Rafael Correa cuando asegura que las elecciones generales de febrero del 2017 serán un verdadero reto para Alianza País, porque él ya no terciará como candidato. Es lógico, como cualquier agrupación política construida bajo la sombra de un caudillo, debe resultarle muy difícil adaptarse a otro personaje con menos carisma y liderazgo de su predecesor.
Por Carlos Rojas (O) Las tímidas premoniciones del presidente Rafael Correa, de que la economía tendrá este 2015 un bajísimo crecimiento, fueron confirmadas por el Banco Central del Ecuador. Más allá de los eufemismos técnicos (se usa el término desaceleración en lugar de recesión), inspirados por la urgencia política de capear el desgaste, lo cierto es que Ecuador registrará este año un crecimiento de apenas el 0,4% (el FMI lo pone en el -0,6%), que solo supera, en América Latina, a Brasil y Venezuela.
“Una vez más que, con éxito, terminó la visita del Papa –suceso histórico, por cierto-, hay que volver la mirada a los sucesos y episodios propios del país.
Una de las pertenencias más importantes de la casa de mi Abuela era un niño Jesús traído de Barcelona (España) en 1940. Por muchos años, esta delicada figura de yeso, de unos 30 centímetros, engalanó las navidades de la familia de mi padre. Los ojos de aquel niño eran de un cristal tan bien trabajado que parecían tener expresión propia.
Opinión (O) Una de las palabras que marcaron el prematuro final del gobierno de Lucio Gutiérrez fue acuñada la mañana del sábado 12 de febrero del 2005, en un acto de masas en Puyo (Pastaza), por el Día del Oriente Ecuatoriano. El coronel presidente acusaba entonces un acelerado desgaste político por haber abierto, dos meses antes, el camino para que el Congreso Nacional tumbara la Corte Suprema de Justicia y reestructurara los tribunales Constitucional y Supremo Electoral.
En el bloque de Alianza País hay preocupación y no es para menos. La Asamblea está por aprobar en segundo debate el proyecto de Ley de Justicia Laboral y Reconocimiento del Trabajo en el Hogar que, entre otros temas, libra al Estado de la obligación de garantizar el 40% de los aportes para las pensiones jubilares que paga al IESS.
La línea que separa el derecho que tiene un político de dar muestras de fuerza popular con el abuso a la ciudadanía es muy delgada y el Gobierno la cruzó de forma brusca. La feria artesanal que organizó en la Plaza Grande, el jueves 19 de marzo, día de las marchas opositoras, resultó ofensiva. Primero, porque ocupó un lugar que no contaba con el debido permiso municipal que, para este caso, es la única autoridad. Como el Gobierno de Alianza País se cree por encima de las leyes, no le importa pasar sobre ellas.
La política, como tantas otras cosas, es cuestión de gustos. Al presidente Lucio Gutiérrez y a su ministra estrella, Ivonne Baki, les gustaba los certámenes de belleza y tener una buena amistad con el magnate Donald Trump.
Por varios aspectos, los gobiernos militares de los años 70 y el de Rafael Correa tienen un parecido asombroso. La dictadura que derrocó a Velasco Ibarra en 1972 dio paso al período de gobierno militar más largo que haya tenido el Ecuador. Fueron siete años divididos en dos momentos: el de Guillermo Rodríguez Lara (1972-1976) y el del Triunvirato (1976-1979). La Revolución Ciudadana, en cambio, es el mandato más largo dentro un período democrático.
A diferencia de lo que sostiene Martín Pallares en el último análisis de su blog, en el sentido de que el presidente Rafael Correa debería estudiar en serio la opción de la consulta popular para impulsar su proyecto de reelección indefinida, yo opino todo lo contrario.
Es alentador que el periodismo ecuatoriano gane premios internacionales. Más aún que el reconocimiento al trabajo de Manolo Sarmiento y Lisandra Rivera por su película ‘La Muerte de Jaime Roldós’ lleve el nombre de Gabriel García Márquez. Este documental fue seleccionado de entre 1 400 postulaciones. El jurado lo calificó como “un objeto periodístico fuera de lo común. Por su duración, su ambición y su voluntad de abarcar tanto la historia política de un país como la naturaleza del equilibrio estratégico en un cierto período, esta película es una obra total”. “El jurado saluda la ambición asumida por el autor que no renunció a su visión personal dentro del tratamiento riguroso y amplio de un episodio histórico”.
La negociación política con los transportistas siempre ha sido compleja. No solo para los presidentes de la República del pasado que, carentes de recursos públicos para alimentar los subsidos, tenían que ceder a la presión de los choferes, subir los pasajes y sortear la consabida protesta callejera.