Respirando Bienestar

Un espacio para hablar del bienestar que genera la práctica del ejercicio y la alimentación saludable en nuestro día a día. Aquí no hay espacio para solo el atún y la lechuga.

Paola Gavilanes. Blog Respirando Bienestar

Paola Gavilanes

Licenciada en Comunicación Social por la U. Central del Ecuador. Colabora con Grupo EL COMERCIO desde el 2007. Trabajó en la sección Deportes, Tendencias y Construir. Ahora escribe sobre BIENESTAR. Deportista aficionada y amante de la comida hecha en casa.

La Máquina del tiempo existe, pero…

¡Claro que existe! El problema es que llega con desperfectos. Hace varios meses solicité al universo mi máquina del tiempo y, de tanto y tanto insistir, incluso con lágrimas, finalmente tocó mi puerta.

Felicidad infinita sentí cuando llegó el anuncio del envío: "Para Paola". Grité, salté, giré y giré sobre mi propio eje.

Todo estaba fríamente calculado. Me subiría y aterrizaría en aquella escena que hasta el día de hoy llevo grabada con tinta indeleble en mi memoria y en mi corazón.

La historia continuaría. Programé mi máquina y arribé. Ahí estaba el personaje principal de mi historia. Me esperaba sentado, con esa misma sonrisa: inmensa y dulce; esa, con la que lo recordaré toda la vida. !Por fin¡

Pero. Esperen… faltaban las luces, los postres de cebada y merlot, la música. Faltaba esa mágica brisita de otoño. Faltaba la adrenalina de ese día. Esa que te hace perder en el tiempo y en el espacio; esa que te hace olvidar todo lo que te rodea, incluso tu realidad. 

La máquina del tiempo llegó, pero aterrizó en un lugar diferente. Nada podía ser igual y lo dije en un anterior blog. !Qué necia eres corazón!

Ahora que lo pienso mejor, si me habrían adelantado el desenlace: el olvido absoluto, me habría retractado. No me habría portado tan testaruda: que quiero y quiero la bendita máquina. Habría conservado tu beso y abrazo, y no este montón de preguntas. 

Pero, ya saben amigos, no hay mal que bien no venga. Con esta experiencia reforcé aquello de que definitivamente tienes que aprovechar esos momentos que te hacen feliz, esos que te regala la vida porque la mayoría jamás se repite.

Aprendí que hay historias que ameritan un punto final y a otras, puntos suspensivos. La nuestra terminó; sí, la tuya y mía. ¿Todavía quieren una máquina del tiempo?

Los leo en pgavilanes@elcomercio.com