Sydney Aiello, de 19 años, se quitó la vida el 17 de marzo del 2019. Su madre aseguró que su hija padecía del Síndrome de Culpa del Sobreviviente tras haber logrado salir con vida de la escuela secundaria Marjory Stoneman Douglas de Parkland el día del tiroteo que mató a 17 personas. Foto: AFP
El pasado 14 de febrero del 2018, Nikolas Cruz abrió fuego en la escuela secundaria Marjory Stoneman Douglas de Parkland matando a 17 personas e hiriendo a otras 14. Aunque ha pasado un año, los nombres de nuevas víctimas se suman al listado de fallecidos como consecuencia de esta tragedia. En menos de dos semanas, dos sobrevivientes del tiroteo han fallecido.
La víctima más reciente aún estaba inscrita en la escuela. No ha sido identificada públicamente, pero se sabe que es una persona de sexo masculino que murió el sábado pasado 23 de marzo del 2019. Las circunstancias de este deceso no han sido aclaradas aún, pero medios internacionales aseguran que se trataría de un aparente suicidio.
De ser así, este estudiante sería el segundo sobreviviente de la matanza en morir en menos de una semana. La primera fue Sydney Aiello, exestudiante del centro que murió el domingo 17 de marzo. La madre de Aiello declaró a medios estadounidenses que su hija se suicidó como consecuencia de la culpa que sentía por haber sobrevivido al tiroteo. Alegó que su hija padecía Síndrome de la Culpa del Sobreviviente.
Sydney Aiello, de 19 años, fue una de las sobrevivientes en el tiroteo de la escuela secundaria Marjory Stoneman Douglas. Una de sus amigas cercanas falleció en el ataque. Foto: Facebook/ Sydney Aiello.
Daniela Guzmán, psicóloga clínica especializada en psicología de la salud, explica que el término ‘Síndrome de la Culpa del Sobreviviente’ se empieza a manejar a partir de la Segunda Guerra Mundial cuando investigadores y profesionales de la salud notan “que algunas personas que habían sobrevivido a situaciones de guerra, campos de concentración, entre otras, seguían presentando, aún meses después de haber salido del peligro, comportamientos patológicos”.
Entre los comportamientos detectados cuando el término fue introducido estaban la depresión, crisis de angustia, dificultades en el sueño, terrores nocturnos, o “recuerdos invasivos” que no les permitían funcionar, explica la especialista. Cuando se hizo una investigación se descubrió que las personas que presentaban el síndrome tenían muchos cuestionamientos “acerca de qué sentido tuvo esa tragedia en sus vidas y el hecho de que ellos sobrevivieron”.
La madre de Aiello, Cara, contó a CBS que su hija había sido diagnosticada con trastorno por estrés postraumático (PTSD por sus siglas en inglés) tras la tragedia.
Guzmán cuenta que si bien el Síndrome de Culpa del Sobreviviente no se contempla en manuales de diagnóstico psicológico usados a nivel mundial, “hay alguna literatura que manifiesta que es una de las posibles consecuencias del síndrome de estrés postraumático”.
La Policía saca a los estudiantes del Marjory Stoneman Douglas High School después de un tiroteo en la escuela que, según los informes, mató e hirió a varias personas el 14 de febrero de 2018 en Parkland, Florida.Foto: AFP
Tras un evento traumático, como es un tiroteo, las personas pasan por un proceso de reacción considerado normal y, en algunos casos, de duelo. Sin embargo, si los síntomas de la reacción o el luto se mantienen a largo plazo “se pueden convertir en un síndrome de estrés postraumático y, en ocasiones, luego de que este está siendo tratado” pueden aparecer otras conductas que pueden catalogarse como el síndrome de la culpa del sobreviviente, relata Guzmán.
Cuando una persona padece de este síndrome “manifiesta constantemente culpa por haber sobrevivido y al mismo tiempo no poder superar” o entender que algunas personas murieron y ellos no, dice la psicóloga quien enfatiza que si bien no es una categoría diagnóstica es algo que sí se ha estado investigado en el espectro del estrés postraumático.
Si bien el síndrome de culpa del sobreviviente se observó inicialmente en situaciones de guerra, con investigaciones se determinó que cualquier persona que pudo haber estado en una situación en la que su vida corrió riesgo puede presentarlo. Los síntomas principales son trastornos ansiosos, obsesivos o conductas ansiosas y depresivas.
Otros síntomas, asegura Guzmán, involucran recuerdos del evento traumático que pueden llegar a ser muy vívidos, problemas afectivos, irritabilidad, apatía, desgano, trastornos de hábitos de alimentación, de sueño, o evasión. Finalmente “estas circunstancias afectan el día a día de la persona”.
El trastorno también puede manifestarse de forma física con dolores corporales o de cabeza, taquicardia, mareos que “son propios de trastornos generalizados de ansiedad”, agrega Guzmán.
En el caso de Aiello, su madre sospecha que la pérdida de una amiga cercana en el tiroteo tuvo algo que ver con la decisión de su hija de quitarse la vida. Se refiere a Meadow Pollack, una de las 17 víctimas del ataque perpetrado por Cruz en febrero del 2018.
Guzmán asegura que la recomendación principal para este tipo de trastornos sería la psicoterapia. Este es un espacio en el que la persona puede “relatar su experiencia, sin culpa, sin vergüenza” y puede construirla y elaborarla “ya no a través de la culpa, sino de la resiliencia”. En estos espacios de terapia, el especialista puede “rescatar los mecanismos emocionales que le permitan al sujeto superar el trauma con ganancias y con fortalezas”, relata.
Sin embargo, si los síntomas de ansiedad y depresión son muy graves, “por ejemplo un insomnio que ha sido permanente durante varias semanas o trastornos de ansiedad que generen ataques, tal vez la persona necesitaría un tratamiento psicofarmacológico, pero acompañado de la psicoterapia”, refiere Guzmán.
La especialista hincapié en la importancia de que la persona que padece el síndrome hable sobre su experiencia para así ayudarla a manejar el suceso traumático de mejor manera, algo que a veces se puede lograr de forma individual o con terapia grupal que sirve “porque les permite ver la perspectiva de otras personas a la misma experiencia que ellos vivieron”, concluye.