Desde que la televisión entró en el mundo del tenis las pelotas cambiaron de color. Antes eran blancas o negras dependiendo de la cancha. Foto: Pixabay
Es el mejor jugador de tenis en el mundo, según el ranking de la Asociación de Tenis Profesional (ATP), también es medallista olímpico y ganador de cientos de trofeos individuales. Roger Federer es la persona adecuada para hablar de tenis. El jugador suizo terminó con un viejo debate alrededor del deporte blanco, el color de las pelotas que se usan en este juego.
El debate sobre estos elementos esféricos ha sido largo, algunos aseguran que las pelotas son verdes y otros que son amarillas. El pasado 19 de marzo del 2018, el jugador fue cuestionado sobre este tema por un aficionado y su respuesta fue contundente: “son amarillas”. La respuesta del suizo fue publicada en Twitter y hasta la tarde de este 22 de marzo del 2018 ya suma más de 2 000 compartidos.
La solución al dilema, propuesta por Federer, no está tan lejos de la realidad. En 1972 las pelotas amarillas fueron aceptadas por la Federación Internacional de Tenis (ITS, por sus siglas en inglés). La razón fue la irrupción de la televisión en este deporte, el color llamativo hacía que estas pelotas sean más visibles para los espectadores.
Aunque se probaron otras opciones para el color de la pelota, el amarillo era el más llamativo por un tema de difusión en la televisión y los colores que estos dispositivos aceptan en sus pantallas. El último torneo en adoptar estos objetos circulares amarillos fue Wimbledon que jugó con pelotas blancas hasta 1986.
En principio las esferas eran blancas o negras y su color dependía de la cancha en las que se utilizaban. Según el historiador de tenis Eduardo Puppo, en una entrevista con la BBC, “la pelota como la conocemos nace del Real Tenis, que fue un deporte que se jugaba en Inglaterra y Francia que dio vida al tenis moderno, del cual se escribieron las primeras reglas en 1874”.