Autoridades del Ecuador recuerdan que la vacuna para el covid-19 no se vende

Técnicos de Arcsa y la Fuerza Pública, en el local que ofrecía productos contra el virus. Foto: Cortesía / ARCSA

Alicia Imbaquingo, una quiteña de 40 años, pagó USD 10 para “fortalecer” su sistema inmunológico contra el SARS-CoV-2. Para ello acudió a un establecimiento cercano a su vivienda en Caupicho, sur de Quito, en donde se ofrecían inyecciones, ‘vacunas’, para prevenir esta enfermedad.
“Yo conocía desde hace un año ese local; allí me he sometido a terapias para superar molestias, producto de una operación de várices”.
En ese lugar -cuenta- le ofrecieron estas dosis como una alternativa para evitar el contagio del virus. Ella no dudó en aceptar. “La dosis me la aplicaron en marzo pasado”.
Pese a ello, Alicia se contagió en junio de coronavirus, aunque sus síntomas fueron leves. “Tengo fe en el producto que me administraron. Esa inyección pudo ayudar a contrarrestar la infección”.
El establecimiento en donde se ofrecía ese producto fue clausurado el 26 de enero por las autoridades de control.
Daniel Sánchez, coordinador general técnico de Vigilancia y Control Posterior de la Agencia de Regulación y Control Sanitario (Arcsa), comentó que el mes anterior atendieron por lo menos 10 denuncias relacionadas con vacunas contra covid-19 en Pichincha, Guayas, Santo Domingo de los Tsáchilas y Manabí.
“Recibimos las alertas, vamos al territorio y hacemos la vigilancia para confirmar si se están aplicando productos sin registros a la ciudadanía”.
En el caso del local del sur de Quito se aplicaban vitaminas como el complejo B y otros productos para tratar esta enfermedad que, hasta el miércoles 3 de febrero, ha dejado 253 339 infectados. Por ello fue clausurado.
El Ministerio de Salud ratificó que las dosis contra el covid se aplican gratuitamente, solo en centros públicos.
Otra denuncia -indica Sánchez- se relacionaba a una publicidad engañosa en una valla, ubicada en un establecimiento. Se ofertaba que la vacuna llegaría este año.
El año anterior también se registró una situación similar, pero relacionada con el dióxido de cloro, un líquido utilizado para limpieza industrial. Hicieron 2 500 controles a centros en el país; en 56 se confirmó que hubo incumplimientos y se incautaron de 6 000 unidades del producto.
Para Pablo Araujo, ingeniero en Bioquímica y docente universitario, en la pandemia se han ofrecido cientos de “productos mágicos” que no ayudan a enfrentar la enfermedad. Los más famosos han sido el dióxido de cloro y las megadosis de vitaminas.
“Se trata de productos que no benefician a las personas porque no cuentan con aval científico. Sin embargo, tienen alta acogida especialmente en los adultos mayores y más personas que se dejan llevar por lo que dicen sus vecinos”.
Durante la emergencia sanitaria además se evidenciaron otros “engaños”. En los aeropuertos, por ejemplo, se detectaron documentos falsificados: resultados de pruebas de PCR con las cuales los viajeros intentaban pasar controles.
El 11 de enero, el Ministerio de Salud Pública informó que siete personas fueron puestas a orden de la Fiscalía por presentar estos papeles. Pero registraron 260 resultados de pruebas de origen dudoso.
“Vienen con un papel dudoso; se les hace el examen y si se les detecta (la falsedad) pasan a órdenes de Fiscalía”, sostuvo en esa fecha la Cartera.
Para evitar estos inconvenientes, laboratorios como Praxmed y Diagen han colocado medidas de seguridad, como códigos de barras y contraseñas únicas para sus clientes.
Gabriela Zambonino, representante del primer centro médico, señala que sus certificados tienen códigos de barras, usuarios y contraseñas únicas para cada persona. Eso les permite verificar sus datos por medio de la plataforma web del laboratorio”.