La autorización de porte de armas ha desatado controversia en Ecuador. ¿Se puede controlar la criminalidad armando a civiles?
No. Son acciones aisladas y peligrosas. Si quieren combatir la criminalidad lo primero que hay que hacer es coger a los jefes o capos de los carteles y afectar sus finanzas. Ellos tienen redes empresariales y financieras para lavar el dinero.
¿Hemos tocado fondo en la inseguridad como país?
Nosotros hemos vivido un cliché, según el cual Ecuador es una isla de paz y los vecinos son los malos. Pero los indicadores de crímenes violentos dicen que desde 1987 estamos por encima de la media mundial, que es de 6,7 homicidios por cada 100 000 habitantes. En ese año era de 10 homicidios. Para la Organización Mundial de la Salud con ese indicador ya es una condición pandémica.
¿Qué ha pasado en los últimos 10 años?
Aún con la Base de Manta, en el 2007 la tasa de crímenes violentos fue de 17,6 por cada 100 000 habitantes y para este año supera los 25. Hay estudios que señalan que en Quito y Manta la edad para el inicio del consumo de droga es a los nueve años. Todas estas situaciones han hecho que la violencia evolucione y se transforme con nuevas modalidades de crímenes. Hoy en día operan carteles y esto quiere decir una estructura corporativa criminal.
¿Qué ha hecho falta como país?
Esta violencia no es culpa de un solo Gobierno sino la suma de los errores de todos, en los últimos 30 años. De no tener una política criminal de Estado a largo aliento y que se mantenga en el tiempo. El Estado no ha tenido la suficiente inteligencia ni actuación estratégica para enfrentar este fenómeno. Todos en su momento tomaron acciones aisladas que no dieron respuesta a esta situación compleja.
¿Ahora la violencia es incontrolable?
El narcocrimen tiene tentáculos y redes empresariales y financieras para lavar el dinero. Además, redes políticas, policiales y judiciales que le garantizan la impunidad; y manejan las cárceles. Hay una corrupción sistémica que está en el tuétano de nuestras instituciones, de manera que lo tienen controlado todo.
¿La corrupción lo ha trastocado todo?
En Ecuador y Latinoamérica la corrupción constituye una endemia. Esta descomposición está en los niveles público y privado, porque recordemos que la evasión tributaria está en más USD 7 000 millones al año.
¿Con este panorama hay que armarnos como lo dispuso el presidente Guillermo Lasso?
No, porque somos una sociedad violenta. La primera causa de muerte en adultos es por los accidentes de tránsito, por conducir a la defensiva y eso es una prueba de violencia. Estamos en el puesto 25 en el mundo en femicidios. En salud mental, la primera causa de muerte en las adolescentes de 10 a 19 años es por suicidios y en varones de 20 a 29. Por eso, cuando el correísmo habla de que en su época bajaron los índices de violencia criminal, si pero apareció la violencia social, que mataba al 55% de las personas entre el 2014 al 2017.
¿Con el anuncio del Gobierno cree que la gente va a comprar armas?
Hay requisitos para el porte de armas y quienes tendrán más acceso, indudablemente, son los que tienen dinero como el narcocrimen. Ellos siempre irán adelante del resto de personas.
¿Cuáles son los riesgos?
No creo que sea una solución sostenible armar a los ecuatorianos. Eso puede llevarnos a niveles más altos de homicidios y diferentes formas de violencia. En este 2022 el 40% de las llamadas de auxilio que recibe el ECU-911 están relacionadas al suicidio.
¿En qué nivel de la violencia está Ecuador?
Tenemos rasgos característicos de violencia en México. Hay una criminalidad sistémica que se ha apropiado desde los espacios de lo cotidiano, donde ponen hasta el precio de la venta de pollos, con las vacunas o extorsión, hasta la conformación de grupos privados que defienden los grandes intereses de las corporaciones.
¿Qué acciones plantea, por donde debe actuar el Gobierno?
No solo las toneladas de droga, sino coger a los jefes o capos de los carteles y afectar sus finanzas. En Ecuador y el mundo hay expertos en economía forense que pueden rastrear y ubicar el dinero del narcotráfico. Se necesita la cooperación internacional y deconstruir a la Policía Nacional. Tienen que cambiarla desde las bases, dotarla de inteligencia y tecnología. No puede darles autos viejos repotenciados y pintados. Hay que invertir en seguridad.
¿Cómo lograr esto, es solo decisión política?
Lo ideal sería que exista un liderazgo nacional que articule las diferentes instituciones del Estado y también la academia. Todos deben trabajar, por ejemplo, en la protección del denunciante y jueces sin rostro, porque también hay que fortalecer el sistema de justicia. Contratar a expertos para darle seguimiento al dinero sucio. Identificar las redes de la política que reciben financiamiento del narcotráfico. Hay que generar una política sobre la base de una discusión seria. Si no hay la sumatoria de saberes, experiencias y decisiones esto no se va a cambiar, porque el crimen organizado está enraizado.
Hoja de vida
Sociólogo, editorialista, investigador universitario y asesor de procesos sociales. Experto en temas de participación ciudadana, democracia electoral y estudios de opinión.
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