En Voluntad de Dios, 60 nuevos invasores fueron desalojados por militares

Más de 50 casas de caña lucían desoladas en Voluntad de Dios, ubicada 7 kilómetros al interior del km 12 de la vía a Daule. Solo cuatro familias descansaban bajo la sombra de sus rústicas viviendas.

Al ver que una enorme retroexcavadora se acercaba al sector salieron perturbados. Poco a poco la maquinaria demolía una cerca construida con clavos y cañas secas partidas por la mitad.

Un centenar de militares acordonó el sector. De inmediato, los moradores comenzaron a desarmar sus viviendas, que en su mayoría tenían cuatro días en pie.

Valentín Segura arrancaba con sus manos el plástico negro que servía como paredes de una de las casas. “Yo traje acá a mi sobrina para que tuviera su tierrita propia, pero ya no queda más que irse”, dijo el manabita. El hombre, que nació en el cantón Paján, vive en Guayaquil desde 1973.

Hasta ayer, superaban el centenar de hogares demolidos. Este es el segundo sector que ha sido desalojado. El miércoles, los militares tumbaron cerca de 50 viviendas rústicas en las invasiones Sergio Toral III (a unos 10 minutos de Voluntad de Dios). Por lo que las esperanzas de los recientes invasores fueron decreciendo.

Julio César Quiñónez, intendente del Guayas, explicó que sólo se tumbarán las casas que hayan sido construidas después de la visita que el presidente Rafael Correa hizo el 28 de diciembre pasado. Los demás pobladores deben esperar el censo, cuya fecha aún no ha sido especificada.

Con un martillo, Italia Bastidas intentaba sacar los clavos que formaban su casa. “Después de que vino el Presidente yo comencé a construir porque él ofreció casas nuevas”, contó la manabita, nacida en el cantón Jipijapa. Su vivienda contaba con techo de zinc, paredes de madera y estructura de caña, aun así fue demolida.

Entre los ofrecimientos de Correa, estaba reubicar a los habitantes de las 9 000 hectáreas de invasiones en condominios habitacionales. Como consecuencia, las áreas verdes de la decretada zona de seguridad se llenaron de nuevos ocupantes que buscaban ser beneficiados.

600 efectivos de las Fuerzas Armadas y 150 policías resguardaban las invasiones del noroeste de la urbe. Desde el martes, comenzaron a impedir el paso de camiones que presuntamente vendían caña guadua, palos de madera y tejas de zinc a los invasores.

Además de las demoliciones, se clausuraron dos locales de venta de materiales de construcción, ubicadas en el sector La Ladrillera, que colinda con la vía a Daule.

El argumento del Intendente era que los establecimientos no contaban con los permisos para laborar, porque “estas tierras están en litigio”. Los administradores de los negocios se defendían diciendo que ellos no podían identificar si sus clientes eran parte de los recientes invasores.

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