La mujer pasó la fría madrugada quiteña en la calle. Permanece sentada sobre un banco de madera que trajo desde su natal Imbabura. Coloca la pequeña silla cerca de la pared exterior de la Embajada de México, en el norte de la capital, y ahí se acomoda. Para arroparse utiliza una chompa de lana.
Ella llegó a las 04:00 a la sede diplomática. Pensó que iba a ser la primera en obtener una cita, pero se equivocó. A esa hora ya había otras 62 personas. Todos quieren obtener la visa y para ello deben acceder a una cita. La primera había arribado de Guayaquil a las 22:00 del jueves. Minutos después llegaron dos hombres de diferentes zonas de Quito.
A las 23:00 también se presentó Oswaldo, desde Quevedo. Pasaron la noche y la madrugada en la calle.
Luego de 32 meses desde que el Gobierno de ese país retirara la visa para los ecuatorianos, desde el 4 de septiembre se retomará la necesidad de obtener ese documento oficial.
La medida se adoptó después de que se registrara un aumento de viajeros que no regresan a Ecuador luego de su estancia en el país azteca.
Las autoridades migratorias detectaron que viajeros aducían ir por turismo, pero luego trataban de cruzar la frontera con Estados Unidos vía terrestre, por caminos irregulares.
Solo el mes pasado salieron de los aeropuertos de Ecuador 22 218 a México y no retornaron 15 654, según los registros del Ministerio de Gobierno.
Cerca de las 08:00, la fila en los exteriores de la sede diplomática se extendía desde el pasaje California, hasta la av. Naciones Unidas. A las 09:00, cuando se inicia la atención, ya había más de 1 000 personas.
La mujer de Imbabura habla con este Diario. Dice que viajará a México sola el 7 de septiembre, que siempre quiso visitar la Catedral Metropolitana, que ya tenía un pasaje y un tour comprados desde mayo.
Luego se sincera. Señala que su verdadero objetivo es migrar a los Estados Unidos, como lo hizo su hermana dos meses antes. “Ahora el tema de la visa complica todo el viaje, pero debo intentar llegar”.
Una mujer de Cañar también llega con su hijo en brazos a la fila. Trae café para su esposo que está en la fila desde las 06:00. Él no quiere hablar. Ella dice que toda la familia hizo una colecta para comprarle el pasaje aéreo para que conozca las pirámides de Yucatán por su cumpleaños. Después de unos minutos de charla indica que en realidad su esposo también quiere ingresar a Nueva York, para trabajar con un cuñado. Luego se calla.
La Embajada de México abrió este canal para obtener citas luego de recibir miles de mails de personas que ya tenían todo comprado, pero que no habían conseguido agendar un turno por el sistema digital que maneja su Gobierno.
En la fila, las personas revisan carpetas. Tienen ordenados pasaportes, hojas impresas con el pago del hospedaje, tiquetes aéreos. Aunque la Embajada indica que para pedir la cita solo es necesario un documento que acredite que tiene planeado un viaje en septiembre, llevan todo “por si acaso”.
En los locales cercanos ya se venden carpetas a USD 0,50.
También se ofrece servicio de fotocopiado e impresiones.
William saca una copia de su pasaporte. Él es de Quito.
Es un profesor universitario que pidió permiso en su trabajo para hacer fila y conseguir la cita. Llegó a las 06:00 y pasó al interior de la Embajada cerca de las 09:20. Ya había comprado su vuelo en abril y debía ir el 3 de septiembre próximo.
Sin embargo, hace tres semanas recibió un cambio en el itinerario por parte de la aerolínea. Le pusieron para la madrugada del 4 de septiembre.
“Al inicio dije que no había problema, pero ahora veo que por unas pocas horas todo se complicó”, menciona.
Cerca estaba Carlos. Asegura que acompañaba a su hijo que viaja con su prometida a Cancún antes del matrimonio.
Su vuelo está programado para el 10 de septiembre. Otra mujer, de Manabí, en cambio, dice que iba a hacer un curso de cosmetología. El pasaje y la inscripción le costaron USD 5 329. “No puedo faltar, porque no me reembolsan nada”.
La mujer de Otavalo tiene su cita para obtener la visa para el 3 de septiembre. Ahí llevará documentos que acrediten que tiene trabajo en Ecuador y que solo viajará por turismo.