Su intención de ser médica se truncó en el anfiteatro. En 1984, Tania Lizbeth Arias dejó su natal Ambato y con solo 17 años llegó a Quito para inscribirse en la Facultad de Medicina de la Universidad Central. Pero su proyecto se abortó tempranamente cuando en el aula de anatomía vio estupefacta un cadáver dieccionado sobre una bandeja de aluminio.
Por segundos, Arias permanece en silencio al recordar esa escena, de hace 27 años. Sentada en su oficina con amplios ventanales, en el edificio del Consejo de la Judicatura Transitorio (CJT), confiesa que entonces decidió estudiar Tecnología Médica.
Estaba por matricularse en esa rama, cuando se enteró que en la Universidad Católica estaban abiertas las inscripciones en Jurisprudencia. Allí ocurrió algo inesperado: “Me acerqué a la ventanilla solo para preguntar los requisitos y la señora me pidió la cédula. Luego me dijo que pagara por el ingreso. En ese momento aclaré que tenía título de Química Bióloga en el colegio, lo cual me dijo que no era un impedimento…”.
Hoy, Arias es vocal del CJT y junto con Fernando Yávar y Paulo Rodríguez encabezan el proyecto de reforma del sistema judicial.
Su llegada a la Comisión fue duramente cuestionada por miembros de la oposición por su supuesta cercanía con el presidente Rafael Correa.
Algunos indicios. El 16 de mayo pasado, es decir, nueve días después de la consulta, Arias, como presidenta del Tribunal Contencioso Electoral, dispuso el archivo de una demanda que, junto con Rafael Domingo, presentó Luis Villacís (MPD) en contra de Alianza País, “por uso indebido de recursos públicos”.
Villacís asegura que tampoco aceptó otra demanda que la dirigente barrial, Natasha Rojas, remitió en contra del partido oficialista por uso indebido de niños en la campaña.
Arias tiene sus argumentos: “Si me pregunta, en porcentaje, más del 90% de causas fue resuelto en contra de Alianza País o sus pretensiones (…) Nada compromete mi independencia”.
Esa aparente cercanía con el oficialismo frenó su inmediata elección a la Judicatura Transitoria en representación de la Legislatura. Pero el apoyo del bloque oficialista y el voto en blanco de María Paula Romo (Ruptura 25) fueron claves para que la tarde del 21 de julio se concrete su designación.
Arias reconoce que tiene “muchos amigos y amigas en la Asamblea (…), aunque niega que ocurra lo mismo con Correa. Con Romo dice mantener una amistad desde hace mucho tiempo. “No me ha llamado, pero algún rato nos tomaremos un café”.
El entorno familiar
Tras conocer su nombramiento en el CJT, Margarita Manzano la llamó para darle sus bendiciones. Ella es su tía y la acogió en su hogar en la Villa Flora cuando llegó a Quito en 1984. Mientras estudiaba, Arias viajaba en bus a Ambato, los fines de semana.
En esos recorridos se conoció con Juan Carlos Ron, un ambateño que en Quito estudiaba Ingeniería en Sistemas. Con él se casó y a los 22 años procreó a Emilia. Luego de cuatro años se divorciaron. Juana Manzano, también tía de Arias, cuenta que ningún problema ha frenado a su sobrina: “Siempre ha sido líder para todas sus primas”.
La vida de Arias, aficionada a la música de Silvio Rodríguez, Joaquín Sabina y Joan Manuel Serrat, está marcada por ideales políticos de izquierda. Su abuelo materno, Cristóbal Manzano, fue uno de los fundadores del partido Socialista de Ambato. Su padre, Julio Arias, periodista de afición, también se confiesa de izquierda.
El año pasado, él dejó su columna que por 15 años escribió en un periódico de Ambato: lo hizo porque no se publicó un artículo suyo relacionado con los medios de comunicación y “los intereses monopólicos”. Su posición se hizo pública en las cadenas que sobre la libertad de expresión difundió el Gobierno. Cuando habla de su hija, el periodista arremete en contra de Andrés Páez, quien es uno de sus críticos. “Es un hombre que destila ácido sulfúrico por sus venas”, dice.
Para Páez, la cercanía de Arias con el Presidente es evidente. Como prueba muestra una foto tomada en el 2009, en el estadio Olímpico Atahualpa, en un evento político. Arias aparece detrás del Jefe de Estado, luego de asumir sus funciones en el Tribunal.
En esos días, ella estuvo al frente del Tribunal Contencioso Electoral. Por eso –según Páez- ella “no tuvo calidad moral para ser jueza de ese organismo”.
Sus años universitarios
Páez conoció a la funcionaria en la Facultad de Jurisprudencia de la Universidad Católica de Quito. Recuerda que desde sus inicios de vida universitaria ella incursionó con fuerza en política y militó en el denominado Frente Amplio Democrático Estudiantil (FADE), una confluencia del FADI, MPD, Partido Comunista Marxista Leninista, Trotskistas y “libres pensadores”.
El hoy legislador de la ID, en cambio, pertenecía a Transformación Universitaria (TU), movimiento estudiantil opositor directo de FADE.
En medio de las disputas, el grupo de Arias interpeló, en 1985, a Juan Chávez, quien entonces era presidente de la Asociación Escuela de Derecho por TU. Fue acusado de conseguir que una firma internacional donara una computadora para los alumnos, según Páez.
Juan Manuel Fuertes, que hasta el 2002 fue diputado de la Democracia Popular y por los años ochenta coideario de Arias, rememora esa interpelación: “Se armó un zafarrancho ideológico, porque se decía que el imperialismo comenzaba a tomar fuerza en la facultad. Pero fue un episodio anecdótico originado por la inmadurez de la política universitaria y juvenil”.
Otra escena que está en la retina de Fuertes es cuando Arias montó en cólera al oír a un alumno de su facultad, considerado de oposición, cantar la canción Venceremos. “Se molestó mucho frente a esa suerte de indebido arrebatamiento de un ícono de la izquierda, por quien en ese tiempo representaba a la derecha”.
En las aulas, Ricardo Vaca, penalista y ex vocal de la Judicatura, fue su profesor. “No se puede decir que era excelente alumna; era del nivel medio para arriba”.
Arias se graduó en la universidad en 1992 y antes de llegar a la Judicatura ocupó varios cargos. Entre ellos, asesora legal de la Fundación para la Ciencia y la Tecnología (Fundacyt), entre junio de 1994 y marzo del 2004. En una auditoría, la Contraloría halló dos problemas relacionados con “responsabilidad administrativa de estudiantes que no habían entregado pasajes”. La funcionaria dice que todo “fue explicado en su momento”. En su despacho se escucha un tango de Fabio Haber. Su hija Emilia le envió el CD desde Argentina, donde estudia canto lírico.
El poder sobre la Judicatura
La reforma del sistema judicial está en marcha. La conducción de esa compleja y delicada tarea, que deberá concluir a fines del 2012, recae sobre las espaldas de tres figuras: Paulo Rodríguez, Tania Arias y Fernando Yávar.
Los tres tienen un denominador común: son poco conocidos en el Poder Judicial. Es indispensable, entonces, mostrar quiénes son estos personajes, de dónde vienen, cuál es su formación académica y su experiencia profesional.
Esas preguntas serán respondidas por este Diario, a partir de hoy, en una serie de tres entregas, donde se esbozan los perfiles de Rodríguez, Arias y Yávar.