Un comerciante fue el único que se atrevió a presentar una denuncia en la Fiscalía de Quinindé, Esmeraldas.
Acusó a dos policías de presunta extorsión. Los gendarmes supuestamente allanaron su negocio sin una orden judicial; lo vejaron y pidieron dinero a cambio de su ‘seguridad’.
El caso fue conocido por las autoridades provinciales. Este Diario tuvo acceso al oficio Nº 2011– 1114–DGE, a través del cual el jefe político del cantón, Estalin Álava, solicita al gobernador Lenin Lara que investigara e informase sobre lo ocurrido.
En el documento, de seis hojas, se establece que existirían más personas perjudicadas, pero que por miedo a represalias no han denunciado las extorsiones. El caso del comerciante se encuentra en etapa de indagación previa.
Según un agente de la Policía, que pidió la reserva, no habrían sido los únicos uniformados involucrados en actos delictivos. Él sostiene que el policía José Z. era uno de los sicarios de la temida banda local de Los Álava.
Él fue acribillado hace poco más de dos meses en Quinindé. “Lo hicieron en un local de venta de jugos. Fue justo cuando salían los estudiantes de clases, frente a todo el mundo”, manifestó el jefe político de Quinindé.
El responsable de la muerte del policía habría sido ‘Celsito’, líder de la banda del mismo nombre, que mantiene una disputa por el territorio con Los Álava.
Este último es uno de los cuatro fallecidos que se registraron el domingo en la noche, en un comedor popular de Quinindé.
Según el parte policial, una camioneta blanca se estacionó frente a los comensales de forma súbita. Un hombre bajó; mostró una subametralladora y disparó varias ráfagas contra las personas.
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Un niño de 6 años fue alcanzado por las balas y murió, al igual que dos policías que estaban de franco en ese momento. Todavía no hay detenidos.
Según el fiscal general, Galo Chiriboga, entre el 2010 y el 2011 se han registrado más de 100 asesinatos en Quinindé y La Concordia y todos han quedado en la impunidad. La Policía ha informado públicamente que se trata de ajustes de cuentas.
“Es deber del Estado con la Fiscalía y la Policía Nacional el dar respuestas a la ciudadanía por los asesinatos”, dijo Chiriboga, durante la visita sorpresa que hizo ayer a Quinindé.
Él recordó a los fiscales que si no existen denuncias pueden actuar de oficio en los casos graves. Pero incluso las autoridades temen a las represalias de las bandas locales. Un funcionario aseguró que son víctimas permanentes de amenazas y que no se sienten protegidos por la Policía.
La disputa entre las bandas locales se inició hace un año, según el jefe político. Los Álava tendrían su fortín en La Concordia, mientras que los Celsito en Malimpia, una parroquia a 30 minutos de Quinindé, en la zona rural. El líder de la segunda banda habría sido el responsable de varios actos delictivos en Guayaquil. “Venía a Quinindé a refugiarse”, refiere el agente de la Policía.
En junio del 2010, en Quinindé circularon panfletos en los que un supuesto grupo de limpieza social se adjudicaba varias muertes. También una lista con supuestos policías corruptos, delincuentes y ex autoridades que iban a ser acribilladas.
Entonces, las autoridades anunciaron la intervención de los grupos especiales de la Policía y también de Inteligencia. Ayer, se volvió a decir que un grupo de Inteligencia llegó al cantón para investigar la balacera del domingo.
Ellos se camuflaron entre los deudos del policía Alexander R. que fue una de las cuatro víctimas. El cadáver del uniformado fue trasladado ayer, a las 10:00, al cementerio local. El féretro fue cobijado con una Bandera del Ecuador y la gorra de su uniforme. A lo lejos, unos 20 militares observaron el cortejo fúnebre.
Ellos pertenecen al Batallón de Infantería Motorizada Nº 13 de Esmeraldas. Reforzarán la seguridad los próximos días con controles en los ingresos a la ciudad.