Hace dos meses más o menos estaba parada en la puerta de mi negocio. Junto a mi familia vendemos electrodomésticos en el norte de la capital. Ese día justo tenía un programa en la escuela de mi hija y me puse joyas de oro que me había regalado mi abuela.
[[OBJECT]]Conversaba con una vecina que tiene una tienda junto a mi local. Ya eran como las 15:00 y con ella veíamos a la gente pasar, pero nunca nos percatamos de nada raro por el sector.
En ese momento decidí entrar a contestar el teléfono y cuando llegué al mostrador vi que entraron dos personas al local. Era una mujer de aproximadamente 20 años y un muchacho de unos 25 máximo. Ingresaron supuestamente a ver un microondas y una cocina porque me dijeron que se iban a casar y que querían amoblar su nuevo departamento.
Ambos jóvenes eran bien parecidos, simulaban, en serio, una pareja de novios. Cuando acabé de colgar el teléfono, la chica se me acercó y me dijo que le diera todo lo que había en la caja registradora. Me quedé sorprendida, paralizada, sin saber qué hacer.
Ella perdió la paciencia y sacó un arma, era como una pistola pequeña, de su cartera. Me apuntó con el arma para que le dé el dinero. En esa ocasión las ventas no estuvieron buenas, entonces no había mucho efectivo.
Se puso muy enojada al ver la caja casi vacía. Me gritó y me dijo que se llevarían cosas para justificar haber ido a mi local. Yo me puse a llorar, temblaba mientras le daba el dinero de la caja. Mientras tanto el muchacho que estaba con ella cogió el mismo microondas que entraron a ver, lo amarcó y salió del local cuando ella aún seguía apuntándome con esa pistola.
Al ver que él salía con eso quise gritar, pedir ayuda de los vecinos y pese a que estoy en una avenida principal nadie se dio cuenta de lo que estaba pasado adentro.
El hombre ingresó de nuevo y sacó una minilaptop. Una vez que él salió ella salió corriendo tras él y se subieron a un auto rojo que estaba estacionado afuera.
Cuando ella salió me dijo si nos sigues y llamas la atención me regreso y te mato. Esas palabras me asustaron muchísimo, pero más pudo la impotencia que sentía al ver que se llevaban esas cosas y al salir grité auxilio.
Ya fue demasiado tarde. El vehículo se fue. Salieron mis vecinos, me dieron vasos de agua y llamaron a mi esposo para que vaya inmediatamente. Exigimos que la Policía realice patrullajes por el sector durante el día porque vimos que era necesario. El peligro no es solo en las noches.