'Después de tanto rogar, me entregaron a mi niño'
Fue un sábado de abril. Me encontraba con mi hijo en el departamento, en Ambato. Él estaba en su dormitorio mirando un programa de televisión y yo trabajaba en mi computador portátil. La mañana transcurría tranquila hasta que sorpresivamente sentí que una persona alta y delgada me miraba.
Era un hombre; sostenía un cuchillo con la mano izquierda. Con voz firme pidió que me quedara quieto, que no gritara, porque sus amigos matarían a mi hijo. Estaba nervioso y preocupado por lo que nos podía pasar.
Después de tanto rogar, otras dos personas me entregaron a mi niño, eso me tranquilizó un poco. Les dije que se llevaran todo lo que había en la casa, pero que no nos hicieran daño.
Comenzaron a rebuscar en los cajones del ropero, veladores y demás sitios. Se llevaron mi computador, dos teléfonos celulares, las joyas y otros objetos de valor. En total se sustrajeron cerca de USD 3 500.
Los extraños permanecieron 20 minutos en mi departamento. Antes de irse nos metieron debajo de la cama. Cuando intenté salir del departamento, la puerta estaba atrancada. La aseguraron con un madero y eso complicó que fuera a buscar ayuda.
Luego de varios intentos logré salir. Revisé con cuidado y ya no había nadie. Llamé por teléfono a la Policía, que se tardó 20 minutos. Recogieron huellas y me preguntaron qué se robaron.
Al lunes siguiente puse la denuncia en la Fiscalía. Hasta la actualidad no he recuperado nada, por eso desistí de la demanda.