En la casa de Angelo C. la Policía halló varios videos pornográficos y hojas volantes en los que se invitaba a participar en las fiestas denominadas PTHC (siglas utilizadas para referirse a las actividades sexuales con menores de edad).
[[OBJECT]]La tarde del 22 de febrero último, el sospechoso fue detenido porque, según los agentes de Inteligencia, “estaría vinculado a una red de pornografía infantil que mediante la producción y distribución de publicidad con fuerte contenido sexual, invitaba a participar en esa clase de fiestas”.
En la Policía se informó que el detenido organizaba subastas con niñas que tenían entre 10 y 12 años, “luego de una confirmación de datos personales por Internet”. Angelo C. hoy está aprehendido y se concretó su llamamiento a juicio por el supuesto delito de pornografía infantil.
Las estadísticas de la Dirección Nacional de Policía Especializada para Niños, Niñas y Adolescentes (Dinapen) señalan que, desde el 2007, 41 casos de pornografía infantil se han reportado a escala nacional. En el 2009 y 2010 se registró la mayor cantidad hechos: 15 y 14, respectivamente. Pero solo seis sospechosos han sido detenidos por este delito (ver cuadro adjunto).
Para Santiago Acurio, director de Tecnologías de la Información de la Fiscalía, la pornografía infantil es uno de los negocios más lucrativos del crimen organizado, a escala internacional.
A su juicio, eso se debe a que la ilegalidad del negocio lo hace más lucrativo. Por eso, este delito adquirió el carácter de transnacional; es decir, opera en varios continentes del mundo.
Precisamente, Estados Unidos anunció que desarticuló una red de pedofilia en varios países, entre ellos Ecuador. Y acusó a 72 personas vinculadas al sitio web, denominado Dreamboard, de alentar el abuso sexual de niños.
La investigación, iniciada en 2009 y bautizada Operación Delago, llevó a la detención de 52 personas en 14 países: Estados Unidos, Canadá, Francia, Ecuador, Alemania, Hungría, Holanda, Kenia, Filipinas, Qatar, Serbia, Suecia, Suiza y Dinamarca.
Trece de los 52 arrestados ya se declararon culpables y 20 de los 72 acusados aún no han sido detenidos. Según el Departamento de Justicia de EE.UU., los miembros del portal Dreamboard solo se conocen por el nombre de usuario (‘nick’) que utilizaban en los foros realizados en Internet.
Los miembros de ese sitio intercambiaban fotos y videos con escenas de violencia sexual contra menores de 12 años y pretendían señalar que “agredir sexualmente a los niños es una conducta aceptable que no debería ser penalizada”, señaló el secretario de Justicia de EE.UU., Eric Holder.
Un presunto integrante de esa organización fue detenido el 30 de marzo último, en el sur de Quito. Los agentes del Grupo de Personas de la Dinapen y del Grupo de Operaciones Especiales (GOE) incursionaron en una vivienda a las 05:00. El operativo tomó por lo menos dos horas.
La alerta para la detención del sospechoso la dio Estados Unidos. Desde febrero del año pasado, la Policía de ese país montó operativos en contra de usuarios del portal Dreamboard.
La Policía ecuatoriana comenzó las investigaciones y se detuvo a un hombre, aunque se conoce que en otros operativos se apresó a más personas. Se conoció que los integrantes de la organización criminal fueron detenidos en sus viviendas y lugares de trabajo, desde donde -según la Policía- subían los videos a la web.
Lanry Breuer, fiscal encargado de las investigaciones, indicó que “como se alega en los documentos judiciales, Dreamboard se describía a sí misma como una ‘comunidad’ global de pederastas dedicados a la implacable victimización y explotación de niños menores de 12 años ”.
Y añadió: “Los miembros de Dreamboard supuestamente utilizaron el poder y anonimato de Internet para motivar a los demás a cometer sus horribles actos de abuso sexual de menores y de comercio de pornografía infantil”.
El Departamento de Justicia informó que la membrecía era muy controlada por los administradores del sitio web, que incluía reglas de conducta escritas en inglés, ruso, japonés y español.
Holder dijo que algunos de los niños que aparecían en las fotos y videos eran apenas bebés y en muchos casos estaban siendo sometidos a evidente e intencional dolor. Según documentos judiciales, para encubrir sus actividades, los miembros empleaban varias técnicas: nombres falsos, servidores que alteraban su dirección y programas cifrados.