El resultado de droga con escopolamina resultó positivo. David M. falleció tras ser quemado a cuatro metros del retén policial de Guápulo, el pasado 24 de junio.
Sin ropa y junto a un compañero de trabajo fue hallado con quemaduras en su cuerpo tras ser drogado con escopolamina. Su padre, Juan Carlos C., relata que al llegar a la casa de salud donde lo trasladaron los policías, los médicos le informaron que el joven de 22 años había sido dopado con la sustancia y que incluso por esa razón perdió la sensibilidad durante el incendio. En menos de 48 horas murió con quemaduras de cuarto grado en su cuerpo.
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El Observatorio Metropolitano de Seguridad Ciudadana (OMSC) registró 224 robos a personas con uso de narcóticos entre enero y junio del 2012. Entre enero y diciembre del año pasado, el organismo reportó 250 (ver cuadro de datos adjunto).
Los casos de víctimas mortales por el uso de esa sustancia para actos delincuenciales han conmocionado al país. Uno fue el de Vicente Sarmiento Ledesma, quien falleció en octubre del 2010 al salir de un bar, en Guayaquil. Él fue asaltado y por el exceso de la escopolamina en su organismo falleció por un paro cardiorrespiratorio. Por eso su padre, Vicente Sarmiento, emitió una carta al presidente Rafael Correa con el objetivo de que esos casos no queden en la impunidad, que se investiguen y se haga justicia.
El 9 de noviembre del 2010 además pidió que la seguridad se refuerce para los ciudadanos por “las muertes que se presentan bajo esta modalidad”.
Las formas de narcotizar a una persona con escopolamina se han incrementado en el último año, según la Policía. Un agente refiere que, más allá de usar una bebida alcohólica o un pañuelo con la sustancia, los sospechosos ahora también utilizan sprays con perfumes o alcohol que rocían a las personas por la espalda.
Otra modalidad se produce con una inyección. Los desconocidos introducen la droga a las víctimas sin que puedan percibirlo mientras se movilizan en el bus.
Los familiares de David dicen sentir impotencia por su muerte. “El hecho de perder a un ser querido es doloroso, pero más triste es cuando sabes cómo sufrió al morir, lo ultrajado que fue y que no estuvo con sus cinco sentidos para defenderse”, relata su padre.
A finales del 2009, la muerte del locutor de radio Édison Soto impresionó a seguidores de la estación para la que trabajaba y en general para los fanáticos del rock clásico. Casi al cumplir 47 años, él fue drogado por desconocidos para ser asaltado y, de la misma manera que el caso de Vicente Sarmiento, el exceso de dosis de escopolamina en su cuerpo le ocasionó un paro respiratorio.
Galo Idrobo, director médico del Hospital Eugenio Espejo de la capital, explica que el dopaje con esa sustancia es inmediato si se lo utiliza con bebidas, sobre todo, alcohólicas. “En el organismo no tarda más de dos minutos en asimilar (la droga). Le causa somnolencia, pasividad y se pierden los instintos de conservación”.
Al departamento de Toxicología del Instituto Nacional de Higiene Izquieta Pérez, en Quito, llegan los pedidos de exámenes de escopolamina diariamente.
Según las estadísticas de esa dependencia, 486 casos tratados por escopolamina se registraron durante el 2011. En lo que va del año, la cifra llega a 312.
El uniformado cuenta que la Policía ha realizado investigaciones sobre este delito e indica que hay bandas que utilizan este método para robar, asaltar o incluso violar a las víctimas. Durante las investigaciones policiales, para evitar que la droga ingrese por la piel, los agentes se colocan esmalte o goma en las manos. También se ponen guantes.
Las denuncias de robo a la propiedad (domicilio y locales comerciales) llegaron a 18 454 de enero a diciembre del 2011. De estas, 254 ocurrieron bajo los efectos de algún narcótico, según los datos del OMSC.
Idrobo recomienda que las personas deben tratar de cuidarse cuando salen a la calle o a lugares de diversión. Considera que debería evitarse, por ejemplo, aceptar bebidas de desconocidos.
“Se ve cómo las formas van cambiando. Hemos visto diferentes tipos de casos y los sospechosos no miden las dosis. Las personas deben tener más cuidado”.
El médico dice que fácilmente las víctimas obedecen órdenes y que depende de la dosis utilizada para que la persona permanezca en ese estado incluso por días. “Han llegado a estar en coma de cuatro hasta seis días, pero hay casos en que hay un exceso en el organismo que les causa la muerte, generalmente con problemas respiratorios”.
Otro caso en Quito
2 de junio del 2011. Dos jóvenes fueron hallados en la habitación de un hotel ubicado en Solanda, sur de la capital. Los agentes que llegaron al sitio hallaron botellas de cerveza vacías.
Uno de los jóvenes murió mientras que el otro presentó un cuadro grave de intoxicación. Según testigos, ellos llegaron acompañados de dos mujeres que no los abandonaron allí.
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