Son las 04:30 de la madrugada y el frío es implacable en Tulcán. La temperatura está bajo los 6°C y el Puente de Rumichaca luce desolado. No hay policías ni tampoco personal militar. Una carpa, que sirve para alojar a los agentes, está vacía a esa hora.
En las oficinas de Migración el panorama no es distinto. Apenas dos de los seis cubículos están habilitados, pero en la madrugada en que este Diario recorrió la zona no existía personal de seguridad en ninguno de esos espacios. Por eso, atravesar ese punto de salida del país se vuelve relativamente fácil. La gente cruza a Colombia caminando o en taxis.
Estos últimos vehículos se los toma en la terminal de buses de Tulcán por USD 4. En las ventanillas de esas instalaciones son los únicos lugares, en esta parte de la frontera norte, donde se exponen fotografías del oficial de la Policía, Germán C., esposo de María Belén Bernal y principal sospechoso del delito de femicidio.
Cuando cruzó por allí, todavía no tenía orden de captura, por lo que era casi un desconocido en ese instante. De hecho, las autoridades policiales han confirmado que el teniente Germán C. cruzó ese paso fronterizo hace un mes.
Exactamente, el 14 de septiembre a las 04:03. De allí partió a Medellín, capital del Departamento colombiano de Antioquia. Esa fue la última ubicación que hicieron pública las autoridades ecuatorianas. EL COMERCIO realizó la ruta que Germán C. siguió desde Quito hasta esa localidad y constató que, pese a ser el hombre más buscado, en todo el trayecto no hay mayores controles policiales ni militares.
A pesar de que el oficial realizó el viaje en motocicleta, este Diario lo hizo en buses para verificar si existían controles, pues los mismos agentes de Inteligencia señalan que otros prófugos prefieren camuflarse como pasajeros para evitar ser descubiertos.
El recorrido se inició en la terminal de Carcelén, en el norte de la capital. La mayoría de las compañías de transporte exigen cédula y nombres del viajero para vender los pasajes. Sin embargo, esos datos no son verificados ni cruzados con ninguna base de datos pública.
El transporte atraviesa tres peajes. En ninguno hay un control policial continuo. Los choferes de los buses advierten que las requisas las hacen cuando están de regreso, por el contrabando, pero a la ida el carro casi nunca es detenido. Lo mismo ocurre en el lado colombiano. El tránsito de personas es fluido. Las oficinas migratorias solo reciben a turistas que sí buscan sellar su pasaporte, pues es un requisito indispensable para tomar un vuelo en ese país.
De hecho, en el aeropuerto de Pasto, a dos horas de Rumichaca, se da el primer control policial. Pero el teniente Germán C., quien viajó en moto, no pasó por ahí. La ruta identificada señala que de Pasto tomó dirección a Cali, pasó a Pereira y culminó su trayecto en Medellín.
En la terminal de Pasto, los conductores de buses que van a estas ciudades también confirman que no hay controles policiales. “El camino es irregular. Por eso las distancias son largas. De aquí a Medellín son 22 horas. No hay mucho policía”, señaló un chofer consultado por este Diario.
De hecho, informes de la Policía colombiana confirman que el teniente Cáceres pasó sin problema todo ese trayecto hasta Medellín. Allí supuestamente se perdió su pista y no sabe algo adicional sobre su paradero.
Nuevas investigaciones
Las investigaciones que se manejan en Colombia señalan que el policía Germán C. podría tener dos planes de fuga. Con los dos, él busca llegar a países de Centroamérica, donde el apoyo de Interpol se debilita considerablemente. Por eso, el rastreo del hombre más buscado en Ecuador se centra en cuatro departamentos colombianos: Antioquia, Magdalena, Bolívar y Atlántico.
Precisamente, en Antioquia se tiene certeza de que se refugió después de presuntamente cometer el femicidio de su esposa en las instalaciones de la Escuela Superior de la Policía ecuatoriana.
Pero los informes de los detectives señalan que el teniente intentaría llegar a los municipios de Necoclí y Turbo, justo en la frontera de Colombia con Panamá. Estos, pertenecientes a Antioquia, hoy sirven de paso para los migrantes que siguen la ruta con destino a Estados Unidos.
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