Bienes artísticos que forman parte de la estética de la Basílica del Voto Nacional, ubica en el centro de Quito, son restaurados por curadores de arte del Instituto Metropolitano de Patrimonio (IMP).
En el trabajo de conservación y protección artística del IMP se intervienen 65 vitrales monumentales y grandes, dos esculturas de bronce y varias placas instaladas en la fachada sur occidental de la iglesia.
20 personas colaboran en el proyecto entre restauradores, auxiliares, vitralistas, personal de seguridad industrial y administrativos.
La restauración tiene un plazo de entrega de ocho meses. La inversión aproximada supera los USD 230 000.
Según informó el Municipio de la ciudad, los trabajos se realizan para “conservar y proteger los bienes históricos, artísticos y culturales de Quito”.
Detalles de la restauración
Cada vitral está compuesto por varios módulos o cuadrantes que conforman una trama de piezas de vidrios policromados, ensamblados en una red de plomo.
Los bienes requerían la rehabilitación al encontrarse en un estado de desgaste propio del tiempo y de la suciedad por la polución ambiental y el polvo que reciben.
Los vitrales presentan deformaciones y perdídas de vidrio en sus segmentos; y en algunos casos han sido objeto de vandalismo con rayones.
Entre los trabajos que realizan los curadores de arte sobre las piezas de vidio están: desmontaje, retiro de suciedad y elementos extraños, eliminación de concreciones de sales insolubles, corrección de deformaciones, restitución y sustitución, reintegración de la estética de las obras, aplicación de protección ante el deterioro externo y tratamiento de marcos.
Por su parte, las dos esculturas de bronce reciben una limpieza superficial y profunda, tratamiento ante la oxidación y aplicación de pátina a las partes que lo requieren.
Vitrales en forma de rosa
En la Basílica del Voto Nacional resaltan vidrios rosetones, estructuras concebidas para brindar iluminación y ornamentación a la iglesia.
Los vidrios artísticos fueron obra del vitralista español Mario de Ayala, quien ganó por concurso el diseño estético en la iglesia gótica.
En total, su trabajo ocupa más de 900 metros cuadrados de la basílica a través de los 70 vitrales que realizó con 12 metros por 9 cada uno.
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