Las risas escandalosas y los gritos a todo pulmón revelan que llegó ese momento tan esperado del año: las vacaciones de verano.
No solo son los niños sino también los adolescentes quienes se encuentran preparados para disfrutar de un merecido tiempo de descanso, una vez terminaron el año lectivo.
Existen lugares que se han reactivado de forma paulatina, para que los jóvenes jueguen y desafíen sus habilidades.
En Vulqano Park, ubicado en las faldas del Pichincha, el horario de atención es de lunes a domingo de 11:30 a 20:00. El acceso a los juegos depende de la estatura de los niños y se encuentran actividades para todas las edades. En algunos es posible que se requiera de la compañía de un adulto.
Uno de los juegos más populares es el clásico carrusel. Aquí los más pequeños, desde 1 año de edad (con supervisión de un adulto), juegan a cabalgar, mientras sus padres toman fotos y videos.
Sofía Abad subió al juego con su hija de 2 años. Ambas sonríen y saludan a la familia en cada vuelta. “Ellos (los niños) se divierten y le pierden el miedo a ciertas cosas”, manifiesta la progenitora, que llega a este parque de diversiones por tercera vez.
Los adolescentes aprovechan su espacio para competir en fuerza y puntería. El martillo es un juego tradicional estadounidense que consiste en golpear un platillo hasta elevar una pequeña bola. Ahí un grupo decide detenerse y probar quién es el más fuerte. Hay risas y bromas hasta que uno gana.
Precios de ingreso
El acceso a los juegos es a través de una tarjeta magnética que se recarga en las boleterías. La misma sirve para comprar snacks y tiene el costo de USD 1. Vulqano Park cuenta con promociones cada temporada y obsequia fondos, de acuerdo con la cantidad cargada.
El espacio abierto favorece la recreación de chicos y grandes en más de 26 atracciones. Los costos varían desde USD 1,55 hasta USD 14,99 en la catapulta. Esta se trata de un juego extremo que lanza por el aire a dos personas dentro de una canasta.
Otra opción son las salas de juego Mr. Joy, que se pueden encontrar en tres centros comerciales: El Recreo, Condado y Scala Shopping. El acceso es por 90 minutos y cuesta USD 6,99.
Su principal atractivo son las resbaladeras gigantes. También la denominada Gravedad cero, que inicia con una inclinación de 90°. Son pocos los que se atreven a lanzarse, pero las risas nerviosas estallan tras llegar al final.
María Isabel Bravo fue con su hija de 12 años a un cumpleaños en la sala del Condado Shopping. Ambas se mostraron felices de utilizar los más de 20 juegos disponibles.
Alternativas de diversión
Contar con lugares de recreación como este es importante “para que no estén en los videojuegos ni en el celular”, declara la madre. También es un tiempo para compartir en familia y poder distanciarse un poco de la rutina y el agobio de cada día.
Por los pasillos hay niños y adolescentes corriendo. Dejando un poco de lado las formas corretean para alcanzar un nuevo juego. Algunos son más arriesgados y hacen fila para lanzarse, sujetos de un arnés, desde una base a cuatro metros del suelo.
Una mirada hacia arriba permite ver a los pequeños caminando sobre finas vigas en forma de laberinto. Algunos se tambalean y muestran su rostro temeroso, pero al llegar al final del recorrido ríen y festejan haberlo logrado.
En las salas existen espacios para que los padres jueguen también. Se encuentran mesas de billar y ping pong listas para ser usadas por los adultos que esperan mientras los chicos se divierten en su propio espacio.
Finalmente, la diversión no tiene una edad límite y los espacios de juegos permiten que cada adulto saque a su niño interior para jugar unos minutos.