Maruja Villamarín, de 67 años, vive en el barrio Oriente Quiteño, entre La Argelia Media y Alta, en el sur de la ciudad. Durante el invierno pasado, en junio, la ladera de la calle que conduce a su casa y a la de sus familiares se derrumbó.
Han pasado dos meses desde ese día y el talud sigue igual. La mujer dijo que el Municipio visitó el sitio después del deslave, pero no se hicieron obras. “Fui a pedir que me regalen un plástico para tapar el talud, pero no me lo dieron. Mi hijo y yo compramos y lo colocamos en la ladera”.
Villamarín ha ido seis veces a la Administración Zonal Sur Eloy Alfaro. La última vez fue hace dos semanas. “Me dijeron que nosotros tenemos que encargarnos de la reparación de la calle, porque fuimos los que construimos en este lugar”, contó.
El problema se genera porque hay una red de alcantarillado que lleva el agua hasta la quebrada y la deposita ahí, “pero esa agua no tiene a dónde ir y se estanca”. Por ello, el terreno se humedece y la tierra cede”, dijo la mujer.
Son 40 personas las afectadas directas por este derrumbe. “Aquí vive toda mi familia. Mis hijos, mi cuñada, mis nietos. Por aquí bajan todas las personas que viven en la parte de arriba del barrio”, aseguró.
Freddy Yandún, jefe zonal de Seguridad Ciudadana, dijo que después del deslave, la Administración se encargó de la colocación del plástico. “Estábamos esperando que sea verano para hacer una minga de mitigación con los vecinos”. El propósito es construir cunetas para canalizar el agua lluvia para que tenga por dónde correr y no se estanque.
Sobre el daño, Yandún informó que la reparación se hace con presupuesto participativo “y de eso se hace cargo el administrador”.
Pedro Sánchez es yerno y vecino de Villamarín. El hombre confesó que su situación es peligrosa. “Es complicado pasar por ahí. Los niños juegan cerca y puede terminar en tragedia. Pedimos que nos den el material porque nosotros podemos hacer el trabajo”.
Además de este deslave, hay otros dos, en el sector, también registrados en el invierno. En La Argelia Baja, en la calle Picoazá y Tosagua, una parte de la acera se desplomó y el material cayó en el jardín de María Susana Criollo.
La mujer dijo que personal del Municipio visitó el lugar en junio.
“Fui a la Epmmop (Empresa Pública Metropolitana de Movilidad y Obras Públicas) y me dijeron que regrese en octubre, que ahora no hay presupuesto”.
El otro deslizamiento es en el mismo barrio, en la calle Caracol. La ladera se desplomó y es por eso que no hay una baranda que separe la calzada del talud.