La riña es muy común en Quito

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La gran cantidad de sangre que brotaba de la cabeza de Mateo Castillo no le permitió ver quién le lanzó una botella. Luego de que su equipo ganó un partido de fútbol, en la Liga Barrial de Santa Lucía, empezaron a festejar.
“De repente, dos personas empezaron a darse de trompones y en un instante se formó una lucha de todos contra todos”. Recuerda que las botellas volaban por el aire y se escuchaban los gritos de mujeres y niños, desde los graderíos del estadio.
Su esposa, Elvira Campaña, estuvo presente y dice que ese día su hijo Daniel, de 4 años, fue testigo del pleito. “Mi niño gritaba y lloraba desesperadamente cuando vio a su papá empapado de sangre”. Inmediatamente, Elvira corrió a ayudar a su esposo, quien estaba aturdido por el golpe. Se fueron a una clínica particular, donde le suturaron la herida con tres puntos.
Según los datos de la Secretaría de Seguridad del Municipio, en el Distrito Metropolitano la tasa de homicidios se incrementó de 10,5 a 13,6 muertos por cada 100 000 habitantes. En el 2009 se registraron 223 casos. En el 2010 fueron 281.
Las principales causas de las muertes fueron por riñas (39%) y por venganza (29%).
El estudio realizado por la ONG Corpovisionarios de Antanas Mockus ratifica esta tendencia. Según los datos, del total de homicidios, el 31% es por riñas, el 22% por venganza y el 6% por violencia familiar.
Desde ese día, Castillo no ha vuelto a jugar fútbol en las ligas barriales. Lo hace por la tranquilidad de su familia. “Siempre, luego de los encuentros hay pleitos”, asegura.
Amalia Cusme todavía recuerda la madrugada cuando fue agredida a la salida de una discoteca, en el sector de La Mariscal.
Eran las 02:00 del sábado pasado y junto con su novio, Félix Cadme, se alistaban para regresar a sus casas. “Mientras caminábamos, tres jóvenes me empezaron a faltar el respeto”.
Su novio se acercó a reclamarles y a exigirles una disculpa. Uno de ellos salto y le dio un golpe en la cara. Cadme cayó al piso y recibió varias patadas en los pulmones y otra en el rostro.
“Me cansé de ver tanto abuso y salí en su defensa”. Por eso, ella también recibió dos golpes en la mejilla. Reconoce que gracias a la ayuda de uno de los guardias, el abuso acabó. “Si no era por él, nos mataban”.
Los datos de la Policía Nacional también revelan un aumento de la violencia. El número de denuncias por heridas y lesiones se ha triplicado. En el 2009 se registraron 290 casos y en el 2010, 978. Es decir, 688 denuncias más. Para el sociólogo Hernán Campaña, en una ciudad caotizada como Quito, es más común que los habitantes expresen su frustración con violencia. “La gente no piensa en las consecuencias de sus actos”.
“Mi peor error fue haberme metido con un chofer de bus”, cuenta Andrés Ramírez.
Un sábado de diciembre circulaba con su auto por la avenida Maldonado, cuando un bus se metió a la vía abruptamente.
Se indignó al ver el abuso del conductor y aceleró hasta que lo alcanzó y lo insultó fuertemente. Luego, el conductor aceleró hasta que logró adelantarse y corcharle el camino.
“El chofer y el controlador bajaron con una actitud amenazante”. Acepta que tuvo miedo y prefirió, “gracias a Dios”, resguardarse en el auto,
El controlador tenía escondido un playo en la manga del saco y al ver que Ramírez no bajó le rompió el parabrisas y dos vidrios de las puertas. “La gente en esta ciudad está loca”.
Castillo, Cusme y Ramírez fueron víctimas de la violencia Ellos, ahora, prefieren no involucrarse en pleitos en la calle. Su reflexión es que nunca se sabe cómo va a actuar la otra persona o si tiene armas.
Tenga en cuenta
Si usted es víctima de abuso o maltrato pude acercarse a las Comisarías para poner la denuncia. También en la Defensoría del Pueblo puede recibir asesoramiento.
Antes de involucrarse en una riña, piénselo dos veces. En ocasiones, el ánimo exasperado no permite analizar la situación.
Empiece con el ejemplo. En el hogar comparta con su familia los buenos momentos. Si tiene niños recuerde que ellos aprenden de lo que ven.