Discotecas y otros centros de diversión se levantan a lo largo de la avenida Llira Ñan, vía que circunda a la Terminal. Foto : EL COMERCIO
Desde el inicio de sus operaciones, hace seis años, la terminal terrestre alteró la convivencia en Quitumbe. Mecánicas, vulcanizadoras, parqueaderos, hoteles, hostales, discotecas y otros negocios se abrieron en los alrededores de esta ciudadela, considerada como una de las zonas mejor planificadas de la ciudad.
Los talleres mecánicos con pisos de tierra, aceite regado por doquier y muros con bloque visto contrastan con el orden de los conjuntos habitacionales que se construyeron en Ciudad Quitumbe, un proyecto habitacional emblema que se pensó en 1989.
En el taller El Maestro trabaja Alirio Alay. Repara 10 unidades al día. Su puesto de trabajo es en un canchón en el que todas las mañanas entran buses y camiones. Frente a este taller, en la calle, hay neumáticos viejos y otras piezas de carros.
Alay no puede hacer adecuaciones en el solar porque no es el dueño. Paga un arriendo de USD 700 al mes, a la constructora a la que pertenece el lote.
Otro de los negocios crecientes es el de los hoteles y hostales, dispuestins en las avenidas Quitumbe y Mariscal Sucre. En las cercanías a la terminal hay ocho negocios dedicados al alojamiento.
Néstor Aguilera, vecino, espera que el servicio no decaiga. “Los hoteles en Cumandá se convirtieron en prostíbulos”.
Fernando Carrión, urbanista y exconcejal, indica que la planificación sobre Quitumbe debe evolucionar, ya que no existen las mismas condiciones que hace 25 años. “Antes quedaba a las afueras de la ciudad, hoy día es una centralidad”. Advierte que se debe pensar en los negocios que acompañan a la terminal, para no repetir la historia de Cumandá.
Aunque estos negocios afectaban al ornato de esta “ciudad planificada”, los moradores estaban acostumbrados a ellos. No obstante, el 30 de diciembre del 2011, hubo una decisión administrativa que impactó en el uso del suelo y en el bienestar de los vecinos.
La normativa permite que centros de diversión (como bares, billares, cantinas, karaokes y salas de proyección para adultos) funcionen en los alrededores de la terminal y de los conjuntos habitacionales.
Los representantes de cuatro barrios de Quitumbe comentaron que el cambio en el uso de suelo permitió que cerca de 15 discotecas se ubicaran en las esquinas de las avenidas Llira Ñan y Cóndor Ñan.
El dirigente Luis Jácome señala que los centros de diversión trabajan de jueves a sábado hasta la madrugada. Añade que han escuchado disparos y grescas callejeras en los exteriores de las discotecas.
Los dueños de los bares indican que cumplen con todos los permisos municipales. También tienen documentos en regla de Bomberos e Intendencia. Mauricio Pereira, de la discoteca Emoxion, dice que instalaron las cámaras de vigilancia que ordenó el Ministerio del Interior. Él plantea acuerdos con los moradores para tener una convivencia pacífica. Pero eso no convence a los habitantes de cuatro barrios que amenazaron con realizar una marcha de antorchas esta semana, hasta que se revea la Ordenanza y se vuelva a declarar a esta franja como una zona para uso comercial y de servicios de tipo vecinal. Es decir, para que funcionen bazares, ferreterías, boticas, entre otros.
Cristian Anguisaca vive en la zona desde el 2003, seis años antes de que empezara a funcionar la terminal. Él recuerda que los vecinos de entonces se reunieron para conversar sobre posibles problemas que iban a tener con la nueva estación.
“Teníamos recelo por la imagen del Cumandá (exterminal). Ahí había mucha delincuencia y no queríamos eso”. Para los quiteños todavía queda en la memoria la inseguridad que se sentía al transitar por la antigua estación de buses.
Tras la llegada de la terminal y de los negocios, los condóminos tuvieron que mejorar las seguridades y levantar muros para protegerse de la delincuencia. Ellos mismo han detenido a delincuentes.
Con todos estos problemas, Quitumbe se perfila como un centro productivo y comercial tras el anuncio del Gobierno de construir la plataforma de Desarrollo Social. Por ese motivo, se debe revisar su planificación para adaptarla a nuevos retos.
CONVIVENCIA
Los cambios hechos al uso del suelo, en el 2011, permitieron la aparición de negocios de todo tipo. Los habitantes piden modificar la norma; 320 000 viven en la zona.