Los dos departamentos tienen 50 metros cuadrados, pero la renta mensual del uno es de USD 800, y la del otro 60. La una es 12 veces mayor que la otra.
En la República de El Salvador -corazón financiero y comercial de la capital- el arriendo de una suite (con un cuarto, cocina y baño) está entre USD 700 y 900, mientras en Llano Chico se puede encontrar desde USD 50. Ambos están en Quito, solo que en diferentes sectores y con distintos servicios. Para entender mejor la situación, se debe saber que en el Distrito hay dos tipos de vivienda en renta: organizada y periférica.
Germán Carvajal, gerente de División Inmobiliaria de MarketWatch, empresa de análisis del mercado, explica que la vivienda organizada está dentro de conjuntos residenciales, condominios y barrios que tienen vías pavimentadas, papeles en regla y están correctamente urbanizados. Pero también se rentan pequeños departamentos en sectores periféricos, con una dinámica distinta: calles de tierra, baños comunales, sin permisos y a precios muy bajos.
En sectores como Marianitas, Llano Chico o La Roldós hay casas con un promedio de renta de USD 100. Juan Chipantasi, de 22 años, vive con su esposa y su hijo en la calle Rafael Franco, en Llano Chico. Para tomar el bus camina siete cuadras; y ya pasadas las 19:00 se le dificulta llegar a su casa. Renta un cuarto con cocina. El baño está cruzando el patio.
Con los USD 400 que gana como ayudante de albañil cubre los USD 60 por el lugar. Carvajal reconoce que quienes viven en esas zonas ganan un sueldo básico o menos.
Los sectores con precios más altos están en Cumbayá, República de El Salvador, González Suárez, Quito Tenis, Bellavista, La Carolina…, en donde la renta -dependiendo del tamaño del lugar- puede superar los USD 1 500. Ahí,
las familias ganan más de siete salarios básicos al mes.
Karla Arauz es soltera y vive en un departamento pequeño en un edificio en la NN.UU. por el que paga USD 850. Decidió rentar allí porque tiene cerca el parque, centros comerciales, bancos y restaurantes Como gerenta de recursos humanos de una entidad financiera gana USD 3 200 al mes. Prevé casarse y vivir en Cumbayá.
Otro factor determinante para fijar la renta es el valor de la tierra. En Llano Chico, donde vive Chipantasi, el m² está en USD 60 y en la República de El Salvador, en 2 000.
Los sube y bajas
Según el último informe de Plusvalía, hay sectores donde en el último año, la variación de arriendos ha sido más marcada. El Centro Histórico es el sector que encabeza la lista de las zonas donde las rentas han bajado. Pasó de tener una renta promedio de USD 380 a 338. Es la zona con mayor decrecimiento poblacional de Quito.
Para Hugo Cisneros, urbanista, una de las razones por la cuales la gente sale de allí son las ventas ambulantes, el tráfico, la contaminación y la inseguridad. Le siguen Nayón que pasó de USD 445 a 401 y Carcelén que pasó de 255 a 231.
Entre las zonas donde los arriendos aumentaron por la demanda está Tumbaco. Este valle de clima cálido, al oriente de Quito, es apetecido por los proyectos inmobiliarios dirigidos a clase media-alta, que dispone, por ejemplo, de auto y ha decidido alejarse del ruido de la urbe. La renta promedio pasó de USD 313 a 392, un 25% más.
El segundo sector donde las rentas se dispararon es el Comité del Pueblo, donde pasó de USD 255 a 300 (17,7% más). Le sigue Cumbayá, donde el alquiler se incrementó de USD 497 a 567 mensuales.
Llama la atención que el segundo lugar donde aumentaron las rentas lo ocupe un barrio popular.
Para Cisneros , así como las familias acomodadas decidieron combatir la pandemia alejándose de las aglomeraciones, las clases populares también se mudaron hacia otros sectores.
Ese es el caso de Marina Cajas, de 35 años, quien trabajaba en una heladería en San Carlos y vivía en dos cuartos en Cotocollao, por los que pagaba USD 190 al mes. Cuando empezó la pandemia se quedó sin trabajo y tuvo que ir a vivir a la casa rentera de su suegro, en el Comité del Pueblo.
Marina cuenta que hay familias que antes vivían en San Carlos, y La Luz, pero debido a la crisis se mudaron allí buscando ahorrar en arriendo; pero, irónicamente, por la demanda los dueños de casa elevaron los precios.