Testimonio. Galo Villagómez.
Vivo en Amaguaña y todas las mañanas me movilizo un bus hasta Conocoto. El recorrido pasa por la zona de Santa Isabel, Los Cuarteles y San José. Después utilizo otro carro desde Conocoto hasta La Marín.
La zona de Amaguaña, últimamente se ha poblado con gente de la Costa y con peruanos. Hay mucha más gente en la ciudad y el número de unidades de transporte no ha aumentado.
Hay demasiada demanda y poca oferta. Se viaja incómodo, apretado y con calor. Las personas se agarran de donde pueden. Hasta los chicos de escuela tienen que hacer lo que sea para poder sujetarse. El viaje desde Conocoto hasta La Marín se ha complicado en el último año.
Sobre todo por el pico y placa. Las personas que no pueden usar sus vehículos por esa medida, utilizan el transporte público y eso congestiona aún más los carros y buses.
Creo que para mí el tema de la seguridad no es un problema. Por suerte no he sufrido ningún asalto ni me han robado sin que me dé cuenta, como he escuchado que sucede. Pero sí creo que el mal servicio es un gran problema. Te tratan mal, las personas no son amables. Los carros a veces pasan. Otras veces no.
Los conductores de buses no respetan las paradas, van a exceso de velocidad y compiten entre ellos para tener más pasajeros aunque ya no hay espacio. Creo que la zona crítica del servicio son los buses interparroquiales. El servicio cada vez es peor.