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El Quito de los años treinta

Este Quito recoleto llega a los treinta sencillo y en las farras de San Viernes reina y suspira el pasillo.

El gastado coche frena para evitar su agonía. Más nuevones, le derrotan el ómnibus y el tranvía. Falta plata. Pobre chulla chaleco y camisa empeña.

Buen plantilla, se consuela con mallorca y sal quiteña. Un chiste suelta el ‘Piñufla’ y luego canta una jota mientras una alondra ensaya dúos con doña Carlota. Plazas Arenas, Belmonte paraísos del torero; los extranjeros alternan con Maera y Marinero. ¡Inocentes! Las caretas cubren rostros y pasiones persiguiendo a los payasos que recitan sus lecciones. Los “Cuatro Días”, qué guerra, la parca trabaja inquieta. Con apoyo de su lengua sigue subiendo el ‘Profeta’. En los confiados bolsillos entra una mano pequeña.

Silencio, está trabajando fino, el ‘Aguila Quiteña’. Los curunchos asustados rezan en la madrugada pidiendo que venga el diablo y se cargue al camarada.

Políticos y milicos ¡arriba los corazones! y a las cuatro de la tarde truenan las revoluciones. Al pie del noble ‘Arbolito’ juegan fútbol con fervor los lechones de la Liga con chullas del Gladiador. Para Carolita Castro suena un aplauso sonoro; gana en Lima, ahora se llama ‘Carola, flechita de oro’.

Un comandante de izquierda por Quito saca la cara. No se asusten, son las bromas del gran zurdo Lluqui Endara. Rasga su vieja guitarra con emoción Carlos Guerra y los ‘Potolos’ se encuentran para cantar a su tierra.

Siguen llegando los chagras y las insinuantes monas. Les cautiva el ‘Sordo’ Piedra con historias picaronas. Madrugada, Mama Miche Sirve mondongo en la mesa; Mediodía, sus helado brinda la Zamba Teresa.

Una cana al aire, vamos, ¡una parranda terneja! Invita la Boris Zoila, goza la Chancho en Bandeja. Caray, qué pena, se acaban por vejez los años treinta. Pasen una naipe y juguemos -cholitos- un buen Cuarenta.