Para José Ignacio Rocha la ventana de su hogar ha sido como una vitrina a la historia de las manifestaciones en las últimas décadas. Su vivienda, ubicada entre el parque El Arbolito y la Asamblea Nacional, ha sido testigo de cómo su sector pasó de la tranquilidad a la zozobra por las últimas protestas que duraron 18 días.
El ambiente se tornó gris por la quema de llantas, árboles y el gas lacrimógeno que ingresó a las viviendas se impregnó en su ser causando graves afectaciones a su salud y la de su familia.
Rocha menciona que su madre de 92 años y sus hermanas, que también son de la tercera edad, tuvieron que ser evacuadas debido a la intensidad de los gases. “Solo en un día sacamos los restos de 16 bombas lacrimógenas del patio de mi casa y a mi local no hemos podido ingresar porque aún está concentrado el gas, es altamente peligroso para nuestra salud”.
Durante los enfrentamientos entre manifestantes y la fuerza pública en Quito se evidenció la contaminación del aire por la quema de neumáticos, ramas y escombros.
También hubo árboles talados para bloquear las vías. Estas acciones destruyeron la naturaleza y ocasionó que se emitan gases altamente contaminantes que ocasionan problemas respiratorios en las personas.
Valeria Díaz es coordinadora de Investigación de Análisis y Monitoreo de la Secretaría de Ambiente. Ella explicó que las llantas están compuestas por sustancias químicas que, al quemarse emanan monóxido de carbono, dióxido de carbono y dióxido de azufre. “Son gases irritantes que actúan a nivel de los pulmones, las vías respiratorias y torrente sanguíneo”.
Según Díaz, la contaminación en los lugares considerados como zona conflictiva como el parque El Ejido, San Miguel del Común, Plaza Indoamérica, Guamaní y Cumbayá fueron puntos específicos donde se produjo hasta un 500% más de contaminación ambiental si se compara con los días considerados como normales.
La combustión de neumáticos también emana al aire metales pesados, es decir contaminantes orgánicos permanentes que no van a desaparecer fácilmente y que también son irritantes para la salud de la población. “En el momento que la persona absorbe estos gases son tan irritantes que ocasiona que el sistema respiratorio sea propenso a que cualquier virus lo ataque como por ejemplo el covid-19”, añadió Díaz.
Áreas verdes afectadas
Sandra Túqueres vive entre las calles 6 de Diciembre y Tarqui, en el epicentro de las manifestaciones. No puede contener su tristeza y preocupación al ver cómo su sector se convirtió en un campo de guerra.
La vereda de su vivienda estaba cubierta por una capa negra de hollín producto de la quema de llantas. Mientras barría, con una pala recogía pequeñas ramas que fueron arrancadas de los árboles del parque El Arbolito.
Contó que las manifestaciones no solo causaron graves daños a la infraestructura de la ciudad, sino que también causaron un daño al medioambiente. “Destruyeron los árboles, dañaron los parques y las veredas. También causaron afectaciones en la salud de quienes vivimos y tenemos nuestros negocios en este sector”, señaló Túqueres.
Para el médico Sebastián Espinosa, el tipo de contaminación que se genera en las manifestaciones puede causar en la persona crisis asmáticas, asfixia, ardor en la garganta, ganas de toser, hinchazón en la boca o incluso conjuntivitis.
Igualmente, podría generar secreciones en la nariz y a nivel de los pulmones. En el caso de Túqueres, tuvo que recurrir al médico porque tuvo un cuadro de asfixia porque el gas lacrimógeno ingresó a su vivienda, aunque ya se encuentra bien de su salud espera que estos actos violentos no se vuelvan a repetir.
El Centro Histórico fue otro de los puntos críticos, los actos violentos ahuyentaron a los comerciantes, turistas y moradores del sector.
Teresa Jarrín es comerciante de cobijas en la plaza Santo Domingo, hace seis meses le diagnosticaron covid-19 y ahora tuvo que cerrar su almacén para evitar que su salud se complique a causa del gas lacrimógeno que cubrió el casco colonial.
Rehabilitación de las áreas verdes
La Empresa Pública Metropolitana de Movilidad y Obras Públicas informó que para rehabilitar los parques El Ejido, La Alameda y El Arbolito, que fueron destruidos en las protestas, se requerirá de aproximadamente USD 820 000.