Son las dos vías de Quito donde ocurre la mayor cantidad de siniestros de tránsito y de muertes. Las avenidas Simón Bolívar y Mariscal Sucre, que cruzan completamente la capital de sur a norte, encabezan la lista de arterias peligrosas en el Distrito, según la Agencia Metropolitana de Tránsito, AMT.
Tienen, además, otras características en común, por ejemplo son las más largas y transitadas del Distrito. Sin embargo, tienen dinámicas diferentes que explican por qué en la Mariscal Sucre hay más siniestros, y por qué en la Simón Bolívar se registran más muertes.
Dos eventos de ese tipo que conmocionaron a la ciudad tuvieron lugar en ambas vías el último fin de semana: un choque múltiple entre seis carros se produjo en la avenida Mariscal Sucre y José Miguel Carrión, la tarde del 18 de septiembre; ese mismo día, la activista Karina Sáenz fue atropellada y murió en la av. Simón Bolívar, a la altura del ingreso al sector de Nayón.
Según datos de la Agencia Nacional de Tránsito (ANT), hasta agosto de 2021 se han registrado 2 075 siniestros en Quito. De esa cantidad, 214 ocurrieron en la Mariscal Sucre y 187 en la Simón Bolívar; el resto, en diferentes puntos del Distrito Metropolitano.
¿Por qué la siniestralidad es tan alta en ambas arterias?
César Arias, experto en movilidad y tránsito, explica que uno de los mayores problemas que abona al incremento de estos eventos en ambas vías es que la señalética es muy deficiente y mal ubicada.
A esto se suma que la avenida Simón Bolívar no cuenta con mecanismos adecuados para reducir la velocidad en algunos tramos, como por ejemplo en la bajada al puente de Guápulo, en el norte. Allí existe una pendiente pronunciada y los camiones (en especial los que bajan con carga) no logran frenar antes de llegar a una curva pronunciada luego de la recta.
A su criterio, se deben solucionar estos inconvenientes geométricamente con ingeniería, mediante una buena señalización y gestión. Una opción es apoyarse en un organismo que se encargue de trabajar exclusivamente en la Simón Bolívar, de estudiarla y hallar soluciones.
Una de las grandes diferencias de las vías es que gran parte de la Mariscal Sucre está en una zona poblada, rodeada de viviendas, conjuntos habitacionales y edificios, mientras que la Simón Bolívar, en cambio, cruza entre montañas. Esa es una de las razones por las cuales los choques en esta última son más graves.
Como a lo largo de la Simón Bolívar no hay tantas intersecciones ni semáforos, los autos viajan a mayor velocidad, incluso a más de 90km/h, que es lo permitido. Además, como la vía tiene tres carriles, se puede apretar el acelerador y rebasar. Pero como bordea un complejo montañoso hay curvas pronunciadas, donde a gran velocidad se puede perder el control del vehículo.
Por otro lado, la Mariscal Sucre, al estar en una zona urbana, tiene 167 cruces y semáforos, lo que evita que los autos excedan el límite de velocidad.
Uno de los puntos más sensibles en esta vía va de la Mañosca a San Carlos, allí confluyen los ingresos a barrios ubicados en las laderas del Pichincha y semáforos. Igual en la entrada a la Roldós, donde hay una intersección muy transitada.
Kléber Almeida, coordinador de la fundación Cavat (que brinda asistencia a víctimas de siniestros), dice que los accidentes se producen porque las vías se construyeron hace más de 20 años y han cambiado los patrones de movilidad.
Una muestra es que los peraltes de ciertas curvas no permiten que el vehículo gire a la velocidad que está permitida en la actualidad. Otro aspecto es que no se ha planificado un espacio entre la vía rápida y los bordes en los que hay viviendas, transeúntes o ciclistas. Asegura que falta infraestructura, como puentes peatonales y reductores de velocidad; se necesita rediseñar espacios para que los peatones puedan circular con tranquilidad.
La AMT suma otras razones adicionales, como distraerse con aparatos tecnológicos al conducir, no respetar los límites de velocidad y rebasar en sitios peligrosos.