Una cruz de piedra reposa en medio del patio central del monasterio de la Orden de la Inmaculada Concepción. Este es el símbolo que recuerda la fundación del primer monasterio de vida contemplativa de mujeres, en la época de la Colonia, en el Ecuador. Se fundó el 13 enero de 1577.
El convento ocupa una cuadra, entre las calles García Moreno, Chile, Benalcázar y Mejía, en el Centro Histórico. Dentro de él, 20 monjas guardan una vida de claustro, penitencia y oración, como lo establece la Regla Propia de la Orden, que el próximo 17 de septiembre cumplirá 500 años.
Por esta celebración, en la iglesia se realizarán ponencias, conferencias y serenatas. Ayer hubo la ponencia histórica de la Vida Contemplativa del Monasterio, a cargo de Marco Chiriboga.
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La Orden de la Inmaculada Concepción nació en Toledo, España, en 1484. En Ecuador, las fundadoras fueron las hermanas María de Jesús Taboada y Marianita de Jesús Torres.
Sus cuerpos permanecen intactos en una urna de cristal, en la Capilla de la Virgen del Carmen. Para la hermana Piedad, vicaria del monasterio, “es una señal de santidad, pureza y virtud”.
Los restos visten el hábito de la congregación: un vestido blanco, símbolo de pureza; un manto azul, como el de la Virgen María; y una profesa negra (un velo que les cubre la cabeza). También tienen un escapulario blanco.
Esta capilla desde la fundación fue el comulgatorio del monasterio. La puerta de madera tiene 3 metros de altura. Al ingresar se aprecian varios murales y el tallado en los tumbados de madera. Todos los días después del almuerzo, las hermanas acuden a este sitio para rezar por las almas.
La Orden venera a la Señora del Buen Suceso. La hermana Piedad cuenta que en 1610 la imagen se le apareció a la madre Marianita de Jesús Torres y le pidió que tallara una imagen de su misma estatura. “La madre la midió con el cordón de su vestido”.
El artista español Francisco del Castillo se encargó de la obra. La figura está en un altar del coro alto. Allí también hay un cuadro que reproduce la aparición y está situado en el lugar donde ocurrió el milagro. Desde entonces, la Señora del Buen Suceso es la abadesa perpetua de la Orden. Por esta razón, la silla central del coro permanece vacía. “Es el trono de la mamita María”.