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5,1 millones de toneladas de CO2, en el año

Foto: Jenny Navarro  / EL COMERCIO


Foto: Jenny Navarro / EL COMERCIO


Quito emite cada año 5,1 millones de gases de efecto invernadero a la atmósfera. En esta cantidad se contemplan todas las emisiones que son generadas por el transporte, la industria, los residuos sólidos y las actividades comerciales y domésticas, cada año.

A este valor se lo conoce como Huella de Carbono. Se trata de un proyecto internacional que incluyó a las capitales de Ecuador, Perú y Bolivia.

Es la primera vez que se conoce este valor con cifras concretas. De este total, 2,8 millones de toneladas de dióxido de carbono son producidas por el transporte público y particular.

Para algunos habitantes de la ciudad no es necesario manejar la estadística para darse cuenta de esta realidad. En sectores como La Marín, San Blas, la avenida Maldonado o la calle Necochea, se palpa a diario la contaminación que genera, principalmente, las unidades de servicio público. Por ejemplo, por la calle Necochea, 350 buses cumplen sus recorridos entre 06:00 y 19:30.

Con un parque automotor que bordea los 460 000 vehículos y con un crecimiento anual de 44 000 unidades, la situación preocupa. Por eso, temas como la revisión vehicular y medidas como el pico y placa serán analizadas. Así se anunció durante la presentación de los resultados en el Centro Cultural Metropolitano.

Esto, incluso, fue planteado por el alcalde de Quito, Mauricio Rodas, durante la campaña electoral. Él se refirió a la necesidad de evaluar el proceso de revisión vehicular.

El Burgomaestre, al referirse a los 5,1 millones de toneladas y al monto que corresponde al transporte, comentó que es “urgente” pensar en reducir los gases de efecto invernadero y aseguró que sus planes de movilidad están por ejecutarse. “Estamos impulsando mecanismos de transporte público que no son contaminantes, por ejemplo, la construcción de metrocables en la ciudad”.

Actualmente, el alcalde Rodas tiene en sus manos el pedido de sectores del transporte que desean reducir de dos a una la revisión vehicular anual.

Adicionalmente, la construcción del Metro de Quito está por confirmarse. El incremento en los costos planteados por los cuatro grupos oferentes, en relación con el precio inicial (USD 1 500 millones), abre un período de espera en este proyecto. La administración municipal anterior lo promocionó como la alternativa para mejorar el transporte, ya que implicaba menor uso de vehículos y aumento en los tiempos de desplazamiento entre el norte y el sur de la ciudad.

Natalia Green, representante de la Coordinadora Ecuatoriana para la Defensa de la Naturaleza y el Medio Ambiente (Cedenma), aseguró que mientras el Gobierno subsidie con USD 6 600 millones a los combustibles, las personas no dejarán de comprar y movilizarse en vehículos particulares. “La gasolina es tan barata que la gente no busca opciones de movilidad”.

Ella considera que Quito, además, enfrenta el problema de la altura que hace que la combustión de estos gases sea más lenta. También dice que el Municipio debe implementar un nuevo sistema de transporte amigable con el ambiente.

Si bien no hay datos comparativos, los 5,1 millones de toneladas de dióxido de carbono son considerados altos. Según la Secretaría de Ambiente del Distrito Metropolitano, esa contaminación anual es comparable con la que genera el consumo eléctrico de 15 millones de habitantes.

María José Ayala, asesora del concejal Eduardo Del Pozo, presidente de la Comisión de Ambiente, señala que esta cifra equivale a las emisiones que generan 13 millones de vehículos cada año y Quito ‘solamente’ tiene 460 000 vehículos.

Incluso, la secretaria de Ambiente, Verónica Arias, sostuvo que las emisiones de la ciudad son más altas que el promedio calculado para el resto del país. “Estamos un poquito por encima de las otras ciudades”, dijo.

Otro aspecto por trabajar se relaciona con la actitud de los habitantes de Quito, para mejorar sus hábitos de consumo. El Alcalde señaló que se debe cambiar su forma de pensar.

En contexto

La presentación de las cifras que muestran cuáles son las actividades que generan gases y que alteran la atmósfera es importante para la ciudad, ya que permite delinear acciones para reducir esas cifras. Sin embargo, el trabajo de concienciación ciudadana debe ser sostenido.