Las trazas de petróleo en las piedras y orillas del río Coca preocupan a los habitantes de las comunidades de Orellana y Napo.
El Ministerio del Ambiente asegura que da seguimiento para determinar la magnitud de los daños y las sanciones administrativas, si cabe el caso, a la empresa que maneja el Oleoducto de Crudos Pesados (OCP).
Estas dependerán del resultado de los análisis medioambientales y si la empresa incumple con las normativas de remediación.
Bianca Dager, viceministra de Ambiente, dice que aún levantan información de una mancha en tierra y trazas del hidrocarburo en el río cercano al sitio de la rotura del tubo del OCP en San Luis, sector Piedra Fina en Napo. El daño ocurrió el 28 de este mes por la caída de una roca sobre el ducto.
La funcionaria afirma que hay indicios de daño en la vegetación y el suelo cercano al río Coca. “No vamos a descansar, insistir y fiscalizar hasta que haya una reparación integral del daño. Además de los procesos administrativos que corresponden hacia OCP”, indica.
OCP tiene cuatro días para entregar un plan de emergencia que solicitó el Ministerio el sábado. Hasta ese día no registraron afectaciones a las áreas de agua potable. Solo una familia tiene daños, porque el crudo llegó a su terreno. “OCP deberá entregar una compensación”, dijo la Viceministra.
Pero hay más personas afectadas, asegura Nanki Wampankit, dirigente de territorios de la Confederación de Nacionalidades Indígenas de la Amazonía Ecuatoriana. Habitantes kichwas y mestizos se bañan y pescan en el Coca, dice en un video, en redes sociales.
Patricia Vargas, presidenta de la comunidad de Panduyaku, en Sucumbíos, mostró videos de los efectos. Desde una canoa se ven las orillas del Coca: agua, palos, arena y piedras están ennegrecidos.
Laura Rojas, de la organización Amazon Frontlines, visitó el sábado a las comunidades de Sardinas, Huataraco y San Pablo. Todas las comunidades asentadas en la ribera del Coca serían las afectadas, porque “el río está contaminado. El olor es impresionante a gasolina. Ya avanzó la mancha”.
El 29 de noviembre de 2021, la Alianza de Derechos Humanos de Ecuador analizó muestras del suelo de las orillas del Coca, dos años después del derrame tras la rotura del Sistema de Oleoducto Transecuatoriano (SOTE), el OCP y el poliducto Shushufindi, ocurrido el 7 de abril del 2020. “Todavía olía a petróleo”, dice Rojas. Las trazas de metales pesados en los suelos no permiten el crecimiento de las chacras y cultivos. Es negligencia de las autoridades, asegura.
OCP Ecuador inició el domingo con la reparación de la tubería y recolectó el crudo en piscinas de retención para trasladarlo en carrotanques a la estación de Lago Agrio.
La empresa espera retomar el bombeo en un par de días. En un comunicado Jorge Vugdelija, presidente Ejecutivo de OCP Ecuador, señaló que la empresa “se hace cargo del evento, ocasionado por fuerza mayor (…)”.