La calificadora de riesgos Standard & Poor’s espera que las reservas internacionales del Banco Central de Venezuela, que han cubierto siete o más meses de pagos de la cuenta corriente en los últimos años, se mantengan suficientemente estables. Pero los reportes recientes sobre los planes del Gobierno, de repatriar las reservas de oro y también en efectivo, generan incertidumbre.
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Ese fue uno de los comentarios que emitió la calificadora de riesgos en el documento que sirvió para explicar la reducción de la nota de la deuda venezolana, que pasó a B+ el viernes pasado.
Según el economista venezolano Ángel García, el traslado de las reservas internacionales puede traer como consecuencias que Venezuela aumente su riesgo como país, la posibilidad de que baje el rendimiento de los bonos y un alza en el tipo de cambio.
En declaraciones recogidas por la publicación América Economía, García destacó que no tiene sentido mover las reservas internacionales a China, Rusia y Brasil, como ha señalado el Gobierno. De aplicarse el traslado de las reservas, dijo, las mismas no van a cambiar de banco, simplemente va a cambiar el administrador.
La acción del gobierno de Hugo Chávez demuestra miedo de que pueda ocurrir como Libia, país al que le congelaron todos sus recursos. “La pregunta es ¿por qué tenemos tanto miedo de que puedan ser congeladas?”, dijo.
García explicó que colocar las reservas en manos de los acreedores del país podría verse como una “suerte de garantía” para obtener préstamos que podrían no ser transparentes, pues no serían aprobados por la Asamblea e implicarían el pago con petróleo, lo que podría traducirse en una hipoteca para el futuro del país.
Pero la rebaja de la calificación de la deuda venezolana es, según el diputado oficialista Elvis Amoroso, producto de la repercusión de la crisis financiera mundial sobre los papeles venezolanos.
Su impacto toca colateralmente a países emergentes como Venezuela, “aunque no llegue al extremo de las caídas que están sufriendo los países del industrializados y capitalistas”.
A esto, el diputado agregó que existe “un plan” para “desestabilizar la economía venezolana con posturas y declaraciones como las dadas sobre reservas internacionales, creyendo que si afectan la cotización de los bonos de la República, afectan al gobierno del presidente Chávez”.
Amoroso asegura que la afectación no será mayor, aunque la oposición cree que el Gobierno estáávido de dinero para la campaña electoral del 2012.
Por su parte, la firma Finser International Corporation dijo que los movimientos de la reservas internacionales y la menor calificación de riesgo dejan dudas sobre la economía venezolana.
En ese sentido, los empresarios venezolanos que necesiten cartas de crédito tendrían dificultades con los bancos extranjeros. Asimismo, el valor de la moneda local, el Bolívar Fuerte, pierde respald y el precio de los bonos emitidos por el Gobierno seguramente tenderá hacia la baja.
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Inflación, el problema latente
Ocho años después que el gobierno socialista de Hugo Chávez impusiera un estricto control de precios en productos básicos, Venezuela tiene la mayor tasa mundial de inflación. A mediados de este año, los precios de los alimentos en Caracas fueron casi nueve veces mayor que cuando los controles fueron introducidos, señala la revista The Economist en un artículo titulado: Políticas medievales, otro paso adelante de Hugo Chávez.
En el último año, los precios al consumidor aumentaron 27%, mientras que el promedio de América Latina estuvo alrededor del 6%.
Según la publicación, con una elección presidencial para el próximo año, algo tenía que hacer el Gobierno. Así que el presidente Chávez utilizó los poderes legislativos que le concede el Parlamento para fijar los ‘precios justos’.
Para el Gobierno, los “flagrantes abusos de poder de monopolio en muchos sectores de la economía” ha llevado al “aumento contante de precios por ninguna otra razón que la explotación… de la gente”. Así que ahora el Estado establecerá “precios justos” en toda la economía mediante la nueva Ley de Costos y Precios Justos, que fue publicada el mes pasado.
Un esquema similar se aplicó durante el gobierno de Jaime Lusinchi, 1984-89, un social demócrata. Durante sus primeros tres años, la inflación anual pasó de 16% a 40%, y lugo el 100%, después de lo cual se levantaron los controles.
Al igual que en la década de 1980, el otro efecto de los controles de precios de Chávez ha sido reducir la disponibilidad de productos de primera necesidad.
En los últimos meses los índices de escasez preparados por el Banco Central y organizaciones privadas han revelado que hay menos productos en los estantes del supermercado. Es más difícil encontrar aceite de cocina, pero el pollo, leche en polvo barata y variedades de queso, junto con el azúcar y la carne, también son escasos. Los minoristas más afectados por problemas de suministro son las cadenas de Gobierno.