La familia de Carlos Andrés Guzmán Segura siempre ha estado en el negocio de los vidrios. Tenían vidrieras y comercializaban el producto pero al por menor, haciendo ventanas, puertas, espejos y mesas.
Él creció en este ambiente y aprendió todo sobre el vidrio, sus usos y los cuidados que hay que tener. Toda la experiencia obtenida, la aplica hoy en su propia compañía importadora: Sealvid.
La empresa se inició hace 11 años en el sector de Mapasingue Este, en el norte de Guayaquil. Con el tiempo fue creciendo y actualmente se encuentra en el parque industrial Inmaconsa. La compañía es manejada por Carlos Andrés y su esposa, Emily Echeverri.
“Cuando empezamos, dimos servicio a empresas reconocidas, como farmacéuticas y ópticas, entre otras. Les hacíamos mantenimiento de vidrios, vitrinas, vitrales”, relata el empresario.
También hicieron trabajos para algunas obras que construyó el Gobierno en años anteriores. “Hasta que sentimos la necesidad de tener nuestro material, sin intermediarios. Por eso decidimos importar el vidrio desde Asia”.
Al iniciar las importaciones, la demanda del material en el país fue grande. Así empezaron a venderle a empresas a escala nacional. Y entonces llegó la pandemia.
“Ya estábamos con el tema de la importación y en ese momento teníamos contenedores en tránsito”, relató Carlos Andrés. “Había una incertidumbre mundial, los puertos colapsaron y todos los días me llegaban contenedores”.
El empresario recuerda que en pandemia las navieras trabajaban por días. Y él tuvo que adaptarse a ese ritmo para un día ir a sacar del puerto los vidrios, luego ir a guardarlos, buscar bodegas. Todo de manera paulatina.
“Pero fue en ese periodo que nos dimos a conocer más, porque muchas empresas no tenían vidrios, no trabajaban, no importaban. Ahí fue que nosotros crecimos como compañía. Esa fue una oportunidad para nosotros”.
Cuando pasó un poco el encierro y se empezaron a flexibilizar las restricciones, surgieron los semáforo epidemiológicos. Y el semáforo amarillo les permitió retomar en mejor forma su trabajo.
Gracias a esa labor callada pero constante, lograron salir adelante. Desgraciadamente, no fue así para muchas empresas. “Hubo clientes que quebraron, no podían pagar los cheques que tenían en curso. Para ellos, la pandemia fue su acabose”.
Hoy, Sealvid da empleo directo a 25 personas, quienes trabajan en la planta. “Además, hay muchos empleos indirectos: trabajadores de navieras, de gasolineras, los despachadores aduaneros. Todo es una cadena de trabajo que se crea a partir de nuestra labor”, puntualizó Carlos.
Industria
Un estudio de la Universidad Técnica de Ambato señala que la fabricación de productos de vidrio generó ventas por USD 49,1 millones de dólares en 2020.
En el mercado interno de fabricación de productos de vidrio, Guayas aportó con el 88,9% (USD 43,6 millones). Le sigue Pichincha (9,7%) con USD 4,7 millones.