En tres meses, Ecuador aplicará la Estrategia Nacional de Inclusión Financiera, para que más personas sean parte de la red del sistema financiero.
La próxima semana, la Secretaría Técnica de la Junta de Política y Regulación Financiera se reunirá para hablar sobre el avance de esta política pública.
Catalina Pazos, integrante de la Junta, comenta que la estrategia está casi lista para Ecuador. Hay grandes oportunidades y espacio para que las personas puedan acceder a servicios financieros.
Este anuncio de la Estrategia Nacional de Inclusión Financiera se hizo durante el foro Una mirada diferente a la inclusión financiera y el desarrollo. Este se realizó el viernes 16 de junio del 2023, con la organización de una red de alianzas para la inclusión.
En este grupo participan las Asociaciones de Instituciones de Microfinanzas (Asomif) y Organización de las Finanzas Populares y Solidarias (Asofipse). Otras son la Red de Instituciones Financieras de Desarrollo (RDF), la Red de Integración Ecuatoriana de Cooperativas de Ahorro y Crédito (Icored) y la Asociación de Bancos Privados (Asobanca).
Ellos trajeron a varios expositores nacionales y extranjeros, quienes expusieron sus análisis de forma presencial y virtual.
La Estrategia Nacional permitirá que ocho de cada 10 personas acceden al sistema financiero, sea a través de los bancos, las cooperativas o asociaciones financieras.
Diana Mejía, especialista en Inclusión y Educación Financiera de la CAF en Colombia, recomienda a Ecuador contar con la participación del sector privado. Este es fundamental, para desarrollar esa inclusión.
Además, para que no se quede en buenas intenciones, Mejía aconseja establecer un buen mecanismo de evaluación. Por ejemplo, designar un responsable técnico para la ejecución e implementación financiera.
Las cuatro áreas de inclusión financiera
Pazos indica que la Estrategia tiene cuatro áreas: cobertura, oferta de productos y servicios digitales, financiamiento a pymes y educación.
Adicionalmente, en esta Estrategia de Inclusión participará el Ministerio de Educación, para que la educación financiera sea parte del currículum. No solo es hacer inclusión, sino formar a niños de escuelas y colegios en el aprendizaje y práctica de la inclusión financiera.
La importancia de la inclusión financiera
Michael Chu, profesor de Harvard Business School, dice que hay un potencial enorme para que Ecuador pueda potenciar la inclusión financiera.
Chu, considerado el gurú mundial de la inclusión financiera, dice que el 70% de la población mundial y ecuatoriana están por fuera de los servicios financieros.
Es decir, la mayoría no tiene una cuenta en un banco, no accede a un préstamo o no tiene servicios digitales para usar servicios financieros.
Ocho de cada 10 ecuatorianos no están dentro del sistema financiero, dice Chu. Esos ocho están a merced de los chulqueros, a quienes pagan hasta 1 200% de interés por el dinero que piden.
Para él, la inclusión financiera incide y mejora la economía de un país y la vida de las personas, porque pueden salir de la pobreza.
Él cree que una barrera para la inclusión financiera es el sistema regulatorio, que está bien, pero -dice-no ha cambiado ni se ha modificado con la era digital. Se convierte en una traba, sobre todo con los techos de las tasas de interés.
Valeria Llerena, directora Ejecutiva de la Red de Instituciones Financieras de Desarrollo, complementa que la idea no es tener una regulación laxa, sino que permita incluir a más población a servicios financieros.
Productos disruptivos y el uso de la tecnología
David Castellanos, líder de Data y Analítica de Equifax Ecuador, explica que si los créditos y los depósitos crecen, la economía también crece.
Su visión es que el 60% de la población ecuatoriana no tiene capacidad económica y cómo se hace inclusión financiera en esas condiciones. Para él es importante desarrollar productos más segmentados de parte de las entidades financieras, según las necesidades de la gente.
Crear productos a la medida de la población, como nano-créditos o microcréditos. Eso reduce costos y democratiza el acceso a los servicios.
El uso de la tecnología es importante para la inclusión financiera, porque hace que las personas ya no necesiten ir a unas instalaciones.
Pueden usar herramientas para sus transacciones, de acuerdo con sus tiempos, sus necesidades y sus negocios. Por ejemplo, llegar al campo con la digitalización; esta puede ser una herramienta para que las personas tengan más habilidades para la negociación.
Con la tecnología se hace inclusión financiera al canalizar los bonos y subsidios a las personas. El Bono de Desarrollo Humano que se entrega a 1 millón de personas es un ejemplo. En el 2019 se hacían transferencias de 400 000 dólares. En el 2022, ese valor subió a 2,9 millones de dólares por transferencias digitales.
Las mujeres en la inclusión
María José Roa, investigadora, profesora y consultora española, habla de que los estereotipos hacia las mujeres son unas barreras enormes para que ellas accedan al sistema financiero.
Algunos mitos son como que las mujeres tienen menos habilidades financieras. Se cree que ellas deben tener el aval de un hombre-pareja, para acceder a un crédito. A la final el impacto del microcrédito en las mujeres es minúsculo, porque va a manos de sus parejas.
Las mujeres tienen restricciones de movilidad para a las ir a las agencias o capacitaciones, porque se asume que ellas deben estar acompañadas de un hombre.
Es decir, hay normas sociales de género que impiden a las mujeres ser incluidas en el sistema financiero.
Sebastián Borja, de la Cámara de Industriales de Pichincha, cree que es importante incluir a las mujeres en el sistema.
Él aporte otras ideas. Para él, las empresas y los bancos deben ser concebidos como socios estratégicos. Y que el objetivo final sea mejorar la vida de las personas, fomentar el empleo y la inclusión financiera. El país necesita estos diálogos entre gestores de la política pública y privada, porque es un tema de política pública.
Más noticias