El retraso en la ejecución de los nuevos proyectos de generación eléctrica le ha traído como consecuencia al país el mantener una alta importación de combustibles caros como el diésel.
De acuerdo con el documento de Políticas y Estrategias para el Cambio de Matriz Energética, de mayo del 2008, con la entrada del proyecto hidroeléctrico Sopladora en este año, se esperaba que la producción de energía termoeléctrica represente el 15% del consumo total del país.
Sin embargo, ello no ha ocurrido y en el primer semestre del 2011, el Cenace determinó que la energía termoeléctrica permaneció al orden del 34%, cifra similar con la que cerró el 2007.
Ello implicó que el país continuara consumiendo altas cantidades de combustibles como el diésel, producto que debe importar por ser deficitario.
¿Qué ocurrió en los últimos cinco años? Al mismo tiempo que se retrasó el ingreso de nuevos proyectos hidroeléctricos, tampoco se instalaron nuevas centrales termoeléctricas eficientes que consuman residuo de petróleo o fuel oil. Estos combustibles los produce la Refinería de Esmeraldas, el país los exporta y son más baratos que el diésel.
Durante el 2007 y el 2008, los niveles de consumo de energía termoeléctrica disminuyeron, de acuerdo a la información del Centro de Control de Energía (Cenace). A ello también contribuyó el ingreso de la central hidroeléctrica San Francisco.
Pero, ante el aumento de la demanda, la falta de nueva energía termoeléctrica y el duro estiaje que sufrió el país en el 2009, la población tuvo que padecer de racionamientos.
Para salir de la crisis, el Gobierno adquirió siete turbinas General Electric a diésel por 140 megavatios (Mw) y firmó el alquiler de energía térmica con dos compañías extranjeras, entre otras acciones. Lo que disparó el consumo de combustibles del 2010 para generación eléctrica.
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Si en el 2008 el país consumió 45 millones de galones de diésel para la generación eléctrica, en el 2010, esa cifra se quintuplicó y llegó a 263 millones.
Ello significó un gasto mayor a los USD 500 millones, ya que el precio del galón de diésel importado durante ese año promedió los USD 2,30.
La tendencia solo se revirtió en este año con el ingreso del embalse de Mazar que cuadriplicó la capacidad de almacenaje de agua de la represa de Paute-Molino.
Para el 2011, los datos de la página web del Cenace proyectan cerrar el año con un consumo promedio de 61 millones de barriles de diésel.
De acuerdo con fuentes cercanas al Gobierno, que pidieron la reserva, con la entrada de 220 Mw de potencia temoeléctrica a base de fuel oil, para el próximo año se proyecta reducir la demanda de diésel para generación de energía en un 80%.
Esta nueva energía que vendrá de la mano de las centrales que se instalan en Jaramijó (Manabí), Jivino (Orellana) y Santa Elena, no obstante, debía estar instalada hacia finales del 2010.
Pero los retrasos y problemas en la licitaciones, además de la entrega tardía de los anticipos, pospusieron la contratación de las centrales.
Según datos entregados por el Consejo Nacional de Electricidad (Conelec) a este Diario, con la entrada de proyectos emblemáticos como el Toachi-Pilatón, Baba, Ocaña, Minas San Francisco, Sopladora y el Coca Codo-Sinclair a partir del 2015, el país dejará de consumir alrededor de 30 millones de galones de diésel por año (USD 100 millones al precio promedio de 2011).
Sin embargo, este importante desplazamiento estaba programado iniciar este mismo año con el ingreso de Sopladora.
El ex director del Conelec, Rubén Barreno, indicó que en los cinco años de Gobierno ha faltado la ejecución de la planificación a través de un hilo conductor que aglutine el trabajo de las principales entidades y empresas que componen el sector eléctrico. La carencia de este elemento, según Barreno, ha devenido en el retraso de la entrada de los principales proyectos hidroeléctricos, que desplazarían el consumo de combustibles para generación.
Finalmente, señala que no ha existido un seguimiento adecuado de las contrataciones de nuevas centrales termoeléctricas que funcionen con fuel oil. Esto último, porque las obras que debían estar en marcha en el 2009, no se contrataron sino hasta el 2010.