La tecnología, el arte y la naturaleza se fusionan en el Parque Nacional de Atenas, gracias a ‘Seeing the invisible’, una exposición que explora nuevas formas artísticas sostenibles y respetuosas con el medioambiente. Las 14 obras de arte -una por cada artista- son “invisibles” a simple vista y no afectan físicamente al entorno en el que se encuentran.
Se trata de una realidad hecha posible gracias a la tecnología de realidad aumentada, que, a diferencia de la realidad virtual, no ofrece una inmersión completa sino que añade elementos al mundo físico y en tiempo real.
Propuesta ecológica
Por tanto, visualizar esta exhibición solo es posible a través de la aplicación para móviles ‘Seeing the invisible’, desarrollada exclusivamente para este proyecto, cuyo objetivo es destacar la importancia de proteger la flora, la fauna
y de mantener “la huella de carbono al mínimo”.
La exhibición usa esta tecnología en colaboración con jardines botánicos de todo el mundo, y es que estas mismas obras se pueden visualizar en otros nueve parques más, repartidos por todo el globo. Los organizadores han asegurado que, dependiendo del lugar en el que se visite la obra, la experiencia puede resultar diferente.
La aplicación guiará al espectador por el parque gracias a la geolocalización; y, a través de la cámara de su dispositivo, podrá ver las obras al estar lo suficientemente cerca, experiencia que se verá enriquecida con el uso de auriculares, pues cada obra está acompañada de música o de sonido ambiental, según el caso.
Durante el recorrido se pueden observar obras tales como ‘Machine Hallucinations: Nature Dreams AR’, de Refik Anadol, un cuadro en cuyo interior se visualiza una hipnótica imagen en movimiento basada en 68 986 479 fotos de la naturaleza combinadas por un algoritmo; o ‘Directions (Zero)’, de Mohammed Kazem, una enorme estructura que representa al número ‘0’ y en el que están grabadas las coordenadas de todos los países del mundo.
Otra de las obras más impresionantes es ‘Biome Gateway’, de Timur Si-Qin, en la que el espectador observa una misteriosa cueva a la que se puede acceder y en cuyo interior hay un portal que lleva al espectador hacia otro mundo.
El resto de parques que albergan el proyecto son:
El Jardín Botánico de Adelaide (Australia); el Eden Project (Inglaterra); Jardines de la Bahía (Singapur); los Jardines Botánicos de Jerusalén (Israel); el Campus Histórico de Spanish Point de los Jardines Botánicos Marie Selby (Florida, EE.UU.); el Jardín de la Sociedad de Horticultura de Massachusetts en Elm Bank.
La Universidad de Texas; el Centro Austin Lady Bird Johnson Wildflower (EE.UU.); el Museo de Arte Contemporáneo de Toronto (Canadá) y el Jardín Botánico Nacional Walter Sisulu (Sudáfrica).
La exposición ha sido organizada por la organización cultural Outset Contemporary Art Fund en colaboración con el municipio de Atenas.
El mundo de lo irreal
Aunque no resultan iguales, las muestras recuerdan el llamado arte NFT (No Fungible Token) o Tokens No Fungibles.
Estos se tratan de certificados digitales de autenticidad que, mediante la tecnología blockchain, la misma que se emplea en las criptomonedas (los tokens), se asocia a un único archivo digital.
A partir de ahí, se ha construido una nueva forma de expresión (y negocio) digital. En la práctica, como recuerda diario El Mundo, los NFT son unidades individuales, una imagen, video, audio, texto o archivo comprimido. Con un valor único y al que se le asigna, por lo general, un valor artístico.
Y con esas premisas, estos activos han provocado una suerte de nueva fiebre del oro en forma de criptoarte. La venta de NFT es una nueva forma de (intentar) ganar dinero de manera fácil en el mundo ‘online’ y son muchos quienes participan en ello.
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