La nueva presidenta de Perú, Dina Boluarte, eludió responder si adelantará las elecciones, una petición elevada por varias voces, tras haber jurado el cargo este 7 de diciembre de 2022 en reemplazo de Pedro Castillo, acusado de haber intentado dar un golpe de Estado.
“Sé que hay algunas voces que indican (que debe haber un) adelanto de elecciones y eso, democráticamente, es respetable. Creo que la asunción de la Presidencia en esta oportunidad es un poco reorientar lo que hay que hacer con el país”, señaló Boluarte en una breve rueda de prensa, antes de entrar al Palacio de Gobierno.
Del mismo modo, la Mandataria dijo que, “más adelante, en coordinación con todas las organizaciones”, verá las medidas alternativas para “mejor reorientar los destinos del país”.
Además, la nueva Jefa de Estado de Perú aseguró que todavía no tienen el nombre del próximo presidente del Consejo de Ministros.
La que fue primera ministra en la última etapa de gobierno de Pedro Castillo, Betssy Chávez, renunció al cargo, como hicieron los miembros del Ejecutivo, a través de un escrito, luego de que el exmandatario dictara cerrar el Congreso, conformar un Ejecutivo de emergencia y nombrar una Asamblea Constituyente.
Como ya hizo en el Congreso durante su jura del cargo y posteriormente en sus reuniones con las distintas instituciones del país, en su segundo día en el cargo la Presidenta reiteró la “necesidad de una tregua”.
“Seguramente tienen muchas preguntas por hacerme, pero entiendan también que las circunstancias en la que se ha asumido esta alta responsabilidad no han sido las más óptimas”, concluyó.
El reto de la estabilidad
Boluarte, la primera mujer en dirigir el Poder Ejecutivo peruano, tiene como primer reto crear a su alrededor un espacio político que amortigüe la casi eterna inestabilidad del país, con un Parlamento altamente fragmentado y la polarización en máximos históricos.
La legitimidad que le dieron los votos (elegida junto con Castillo) fue ampliamente reforzada por haber sido de las primeras voces en condenar el cierre del Congreso dictado por el expresidente, una orden que no dudó en calificar como un golpe de Estado.
Llegó al Congreso para jurar su nuevo cargo entre aplausos y vítores, lo que le ha conferido una popularidad que debe saber gestionar, si es que no quiere que se convierta en un espejismo.
Para evitar ser un nuevo exvoto ofrendado al perenne terremoto peruano, tiene que jugar con una fina habilidad para atraer las diferentes sensibilidades que componen las 14 bancadas en que están divididos los 130 congresistas peruanos, entre quienes hay nueve no agrupados.
Nuevo Consejo de Ministros
En esa tarea, será fundamental conocer a su nuevo presidente del Consejo de Ministros, un rol político clave para tender puentes y en el que Castillo ubicó a varias personas que tensaron todavía más la cuerda de la crisis.
Del bloque del partido Perú Libre (marxista), con el que fue elegida segunda mandataria, solo quedan alineados 15 de los 37 congresistas iniciales. Y en ellos deberá buscar sus primeros apoyos.
Mas, deberá ser una Boluarte con mucha capacidad de seducción, casi camaleónica, porque más allá de ellos necesitará apoyos transversales para sacar adelante proyectos legislativos en un Congreso muy escorado
hacia la derecha.
Actualmente, el fujimorismo es la mayor fuerza en el Congreso, con 24 legisladores, acompañados por otros 37 de partidos que van de la ultraderecha a la derecha más moderada y 14 de Acción Popular, un partido tradicional que va desde el centro a la centroderecha y algunos de cuyos miembros fueron cercanos a Castillo.
Otros 21 han conformado nuevas y disléxicas bandas, además de los nueve no agrupados. El panorama lo cierran los cinco diputados de Juntos por Perú, el único partido progresista del Parlamento.
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