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Habitantes de Nairobi rescatan sus cauces

Los residuos plásticos son capturados en simples sistemas constituidos por redes metálicas y máquinas que juntan los desperdicios. Foto: EFE.

Una empresa emergente de Kenia se ha aliado con las comunidades de los suburbios de Nairobi para limpiar de plástico y devolver la vida a los ríos que atraviesan la capital, que fluyen oscuros y opacos, asfixiados por toneladas de residuos.

“En este río nuestros padres solían bañarse y lavar la ropa. Ahora estas aguas están tan contaminadas que ni siquiera hay vida acuática”, explica Christopher Okwako, vecino del barrio de Kariadudu (noreste), a las afueras de la ciudad.

Enfundado en su mono verde de trabajo, este miembro de un grupo creado por la propia comunidad para limpiar el río Mathare -cuya corriente acaba en el río Athi, que desemboca en el océano Índico y es el segundo más largo de Kenia- habla rodeado de árboles recién plantados donde antes solían acumularse montañas de basura.

Okwako es uno de los vecinos que trabajan con la compañía Chemolex, que, desde 2019, ha instalado 13 dispositivos de recolección de plástico en la ciudad, cada uno de los cuales recoge una media de 3,5 toneladas de plástico al mes, aunque algunos alcanzan las 8 toneladas.

Combatiendo el abandono

“La razón de que haya tanto plástico es una infraestructura disfuncional de gestión de residuos”, declara Clifford Okoth, químico y fundador de la compañía, que colabora con al menos 25 grupos ciudadanos que ya se dedicaban a sacar con sus propias manos el plástico del río para después revenderlo.

Los dispositivos consisten en una red metálica que filtra el agua y una máquina para extraer los residuos que esa barrera intercepta. Un mecanismo tan simple que hace todavía más flagrante el desamparo de estos barrios por parte de las autoridades.

“Hemos sido abandonados porque nos encontramos lejos de las zonas más desarrolladas”, apunta a pocos kilómetros, en el área de Ngunyumu, Felix Ochieng, jefe de otro grupo.

Desconectados en su mayoría de las líneas de alcantarillado y frente a un sistema ineficiente y sin recursos de recolección de residuos, la basura no hace más que acumularse en estos barrios marginales, poniendo en riesgo la salud de sus habitantes.

Impacto sanitario

“Las comunidades sufren el impacto negativo de la contaminación por plástico, ya que las líneas de desagüe se ven bloqueadas (…) y surgen enfermedades relacionadas con el agua estancada, donde se reproducen parásitos”, denuncia Erastus Ooko, científico ambiental de la organización Greenpeace.

Nairobi produce entre 2 000 y 4 000 toneladas de deshechos al día (incluyendo plástico y otros materiales), según diferentes estimaciones.

Pero los servicios de recolección alcanzan a menos del 50% de la población urbana nacional, según estadísticas oficiales.


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